VIOLENCIA PSICOLÓGICA
Por: Samarith Chong Guillen
1ero. C Licenciatura en PsicologíaPor: Samarith Chong Guillen
Universidad Autónoma de Campeche.
REF: ACT012_PSICO(C)
INTRODUCCIÓN
En
los últimos años, se ha buscado identificar las diferentes caras que tiene la
violencia, para lograr una mejor notificación de la misma y que el público
pueda saber correctamente de qué tipo de violencia se está siendo víctima.
Es así como surge el concepto de violencia psicológica, mostrando
que una de las caras más crueles de violencia se manifiesta sin siquiera tener
contacto físico ni agrediendo de hecho a la víctima, dejando a ésta totalmente
ilesa en su exterior, pero con serias consecuencias morales.
La
sociedad campechana no tiene realmente conciencia sobre este tipo de violencia,
pues dentro de su concepción de lo que significa una agresión siempre está de
por medio que se dejan secuelas físicas contundentes y es así como se ignoran a
muchas víctimas que permanecen silenciosas ante múltiples abusos emocionales.
La violencia psicológica incluye maltrato verbal en forma repetida, acoso,
reclusión y privación de los recursos físicos,
financieros y personales.
La violencia psicológica es la forma de violencia
que más daño causa, por que inicialmente pasa desapercibida y cuando la
víctima, se da cuenta en general es porque la situación ya está avanzada. Puede estar o no acompañada de agresión física.
Encontramos en ella todo tipo de amenazas, insultos, humillaciones tanto en
público como en privado
Puede estar o no acompañada de agresión física en
sus etapas posteriores, pero en general la violencia psicológica es la que
primero se instaura, generando pues todos los sentimientos de minusvalía, donde
la víctima se siente intimidada e invadida en su espacio vital y deprimido sin
saber por qué. Se convierte en la
manera como la pareja relaciona y se comunica convirtiéndose en el pan nuestro
de cada día, la agresión es constante y verbal, por ello es difícil de
percibir.
Encontramos en la violencia psicológica todo tipo
de amenazas, insultos, humillaciones tanto en público como en privado,
gritos y comentarios burlones y poco respetuosos donde luego se acusa a la víctima
de no tener sentido del humor, o no saber bromear, en ocasiones mostrando
delante de todos como es de buen marido, como se preocupa por ella, donde
el objetivo real es llevar a minimizar y menoscabar a la persona.
Todo esto está acompañado por comportamientos donde
la víctima se siente intimidada, observada, se le revisan sus pertenencias, e
incluso pueden incluso ser destruidas, se le revisa su celular las llamadas que
recibe y que hace; su correo, con quien chatea, es invadida en su privacidad.
Cuando se requiere tomar decisiones que afectan a
la pareja o a la familia no se le tiene en cuenta o se le manifiesta
abiertamente un desprecio hacia ella y se le culpa de ser la causante de los
problemas de pareja, de relación y de familia.
En ocasiones se logra poner a la víctima en situaciones extremas delante de familiares y amistades, donde tal situación la saca de casillas, el objetivo es que ella se descontrole solo para mostrar "como es ella" delante de todos y lograr opiniones favorables hacia a él.
En ocasiones se logra poner a la víctima en situaciones extremas delante de familiares y amistades, donde tal situación la saca de casillas, el objetivo es que ella se descontrole solo para mostrar "como es ella" delante de todos y lograr opiniones favorables hacia a él.
Cuando estos sentimientos de insatisfacción,
menosprecio y frustración son prolongados, encontramos personas que llegan a
tener problemas de autoestima y dificultades no solo a nivel de pareja, sino a
nivel social, y o profesional.
Con sentimientos de angustia y estrés, una pobre e inadecuada valoración de sí misma que pueden lesionar la salud, causando depresiones y enfermedades.
Esto se presenta por que no se han cumplido necesidades básicas del ser humano como el amor y el afecto, por lo cual la sensación de insatisfacción y frustración es grande.
Con sentimientos de angustia y estrés, una pobre e inadecuada valoración de sí misma que pueden lesionar la salud, causando depresiones y enfermedades.
Esto se presenta por que no se han cumplido necesidades básicas del ser humano como el amor y el afecto, por lo cual la sensación de insatisfacción y frustración es grande.
Pero en la otra cara de la moneda tenemos al
agresor, que tampoco a podido cumplir sus necesidades.
La Insatisfacción, y la frustración los
llevan a ambos a continuar con el círculo vicioso que cada vez se torna más
agresivo, y donde cada vez la agresión es más frecuente.
El agresor no permite desde ningún punto de vista que su pareja se desarrolle, o se pueda superar profesionalmente, porque eso conllevaría el hecho de hacerlo sentir a él inferior.
El agresor no permite desde ningún punto de vista que su pareja se desarrolle, o se pueda superar profesionalmente, porque eso conllevaría el hecho de hacerlo sentir a él inferior.
Cuando se rompen este tipo de relaciones, es decir
por algún motivo hay un divorcio o separación, y se consiguen nuevas parejas
nuevamente se presenta el mismo círculo.
Las consecuencias de la violencia psicológica
Habitualmente
la violencia psicológica termina por convertirse en algo natural. Es decir, la
mujer se empieza a acostumbrar a ella, a no ser valorada, a que no se tengan en
cuenta sus opiniones, a ser humillada permanentemente y delante de todo el
mundo. Y lo que resulta peor aún, termina por convencerse de que realmente no
sirve, no vale nada, que es poca cosa y que se merece todas las
descalificaciones de su pareja.
Además,
el agresor que es sumamente hábil y manipulador, se demuestra muy simpático y cordial
fuera del hogar y frente a los demás y se comporta de manera violenta sólo en
la casa con su pareja. Ello hace que la mujer se sienta desconcertada y termine
por creer que ella es la culpable de que él la maltrate o que esos maltratos
son producto de su imaginación. Es muy frecuente que el hombre violento intente
confundir a la mujer maltratada, diciéndole que ella confunde las cosas, que
tienen una percepción equivocada de la realidad.
LA VIOLENCIA PSICOLOGICA TIENE MUCHOS EFECTOS
DAÑINOS COMO
·
Dificultades laborales, ausentismo,
aislamiento
·
Aislamiento social
·
Intentos de suicidio
·
Crisis de angustia, depresión
·
Trastornos del sueño y/o de la alimentación
·
Enfermedades psicosomáticas
·
Abuso de drogas o alcohol
Tiene dos facetas que pueden llamarse maltrato
pasivo y maltrato activo.
El primero
trata en donde la víctima, tiene ausencia de atención, pero se da más bien
cuando la víctima depende del agresor como es en los niños, adultos mayores,
personas con discapacidades etc. Y en la mayoría de veces se ve en albergues
donde dejan abandonados a cualquier tipo de personas, sin recibir una llamada o
visita de parte de los familiares.
El
segundo trata en cuando la víctima ya está demasiado dañada en lo personal como
en su autoestima, o en los malos tratos que recibe de parte del agresor, pero
es más difícil respecto a los tratos emociónales por que la víctima no es capaz
de reconocer el error o pedir ayuda.
Otra
forma de la violencia psicología es el “acoso psicológico”
Esta
es cuando atacan a la persona desde unos puntos muy claros que es la
destrucción, derrumbamiento, amenazas, criticas, injurias, calumnias y acciones
que pongan en riesgo la seguridad de la persona y su forma de cómo reaccionar
ante los demás. También otra forma de destruir a la persona es asiéndole creer
que tiene culpa de todo las cosas malas que suceden y que también los que estén
presentes piensen que es culpable
El
acoso psicológico tiene dos formas según la relación víctima-verdugo
El
primero es acoso vertical que este se presenta cuando el agresor se cree
superior ante la víctima como un jefe, líder ya sea en el ámbito laboral o
familiar.
El
segundo es acoso horizontal que se da cuando el agresor y la víctima se
encuentran en el mismo nivel de agresión o se agreden ambos, pero de una manera
el agresor se vale de su fuerza física y agrede a otras personas.
En este también entra lo que es El acoso escolar se diferencia del acoso en el
trabajo, llamado mobbing, en lo siguiente:
El acoso escolar consiste en
intimidar a un compañero de clase. Es una forma de acoso entre iguales. El
matón intimida y atemoriza a la luz del día, haciendo alarde ostentoso de su
fuerza, su poder o su autoridad de chulo. Su objetivo es ése, demostrar que
puede más que nadie y que puede destruir a quien le caiga mal o a quien decida
acobardar arbitrariamente. La víctima puede ser cualquiera, generalmente
alguien débil.
El acoso laboral consiste en
desgastar a la víctima para que se auto elimine. Es una forma de acoso
vertical, de arriba abajo. El agresor actúa con mayor maldad y es más artero
que el matón, porque se mueve en la sombra, con disimulo, y con el objetivo de
eliminar a una víctima que no es cualquiera, sino alguien elegido con atención,
porque estorba a sus planes, le hace sombra o, de alguna manera, perturba su
quehacer. Su acción es, por tanto, mucho más premeditada y cruel que la del
matón, que solamente busca liderazgo.
Es
necesario entender de que el acoso escolar no son simples "peleas entre
chavales" o situaciones que han de resolver entre ellos. El acoso entre
escolares puede provocar el suicidio del niño que lo padece. Cuando menos, el
acoso escolar es una situación grave para todos, de la que es preciso tomar
conciencia, defender a la víctima y cambiar la conducta del agresor. Ya sabemos
que siempre surgen problemas, que todos hemos de hacernos un lugar en la
sociedad a base de discusiones, tropezones, zancadillas y luchas y que el
colegio no es más que un reflejo de la sociedad,
Dentro
del acoso psicológico, hay que hablar del acoso afectivo, que es una conducta
de dependencia en la que el acosador depende emocionalmente de su víctima hasta
el punto de hacerle la vida imposible. El acosador devora el tiempo de su
víctima o bien la devora con sus manifestaciones continuas y exageradas de afecto
y sus demandas de afecto. En cualquiera de los casos, el acosar le roba a su
víctima la intimidad, la tranquilidad y el tiempo para realizar sus tareas o
para llevar a cabo sus actividades, porque el acosador la interrumpe
constantemente con sus demandas y, apenas la deja respirar entre petición y
petición, pero siempre con mimos, con arrumacos y con caricias inoportunas y
agobiantes. Si la víctima rechaza someterse a esta forma de acoso, el verdugo
se queja, llora, se desespera, implora, amenaza con retirarle su afecto o con
"cometer una tontería", llegando incluso a intentos de suicidio y a
explosiones realmente espectaculares que justifica diciendo que todo lo hace
por cariño. Esto supone añadir el chantaje afectivo a la estrategia de acoso.
La
manipulación mental puede comprender el chantaje afectivo. En la manipulación
se da una relación asimétrica entre dos o más personas. Es asimétrica porque
una da y la otra recibe, una gana y la otra pierde. Las tácticas de
manipulación incluyen amenazas y críticas, que generan miedo, la culpa o
vergüenza encaminados a movilizar a la víctima en la dirección que desea el
manipulador.
La
agresión insospechada es una forma de violencia psicológica tan sutil y
elaborada que se disimula y oculta entre las fibras del tejido social. La
agresión insospechada es la que muchos agresores ejercen disfrazándola de
protección, de atención, de buenas intenciones y de buenos deseos.
Una
forma de agresión insospechada es la que ejercen las personas sobreprotectoras
sobre sus protegidos. Les rodean de atenciones, de mimos y de cuidados, pero no
les permiten desarrollarse como personas autónomas, no les permiten ejercer su
derecho a la libertad, no les permiten escapar del entorno artificial que han
fabricado para ellas. Todo lo hace el protector por el bien de su protegido,
eliminando de su camino el menor escollo, para librarle de todas las desazones
de la vida. Y el protegido no llega a crecer ni a independizarse nunca. Y el
día que el protector falte o no pueda seguirle protegiendo, su integridad
valdrá bien poco.
Otra
forma de agresión insospechada es la que ejercemos sobre nuestros mayores,
cuando creemos que les mostramos amor y consideración dándoles tareas para
"que se sientan útiles", como si no se hubieran ya ganado el derecho
a dejar de ser útiles. Muchas personas agobian a sus mayores con demandas de
ayuda, sin tener en cuenta que los mayores ya se han jubilado de esas tareas y
tienen derecho a vivir sin trabajar.
Muchos jóvenes tienen a sus padres como
canguros continuos, privándoles del derecho de salir con sus amigos, de viajar
a su gusto o de sentarse a no hacer nada, que bien se lo han ganado.
Muchos
jóvenes llevan a sus mayores a vivir con ellos para que no estén solos y los
convierten en chica para todo, privándoles de libertad, de descanso y, muchas
veces, de lugar de residencia, pues muchos ancianos viven una temporada con
cada hijo, con lo cual carecen de referencia y de vivienda fija. Los convierten
en nómadas y en sirvientes sin paga. Y la sociedad se hace lenguas de lo que
esos hijos quieren a sus padres, mientras que otros los "meten" en
una residencia.
Otra
forma de agresión insospechada que todos practicamos alguna vez son los
consejos. Los consejos tienen a veces un matiz de amenaza y otras veces son una
forma de acoso contra la persona que se empeña en no dejarse aconsejar. Hay
mucha gente que necesita dar su visto bueno a las acciones de los demás,
ofrecer su consejo sapientísimo o, por el contrario, oponer su veto a los
proyectos de los demás.
Hay
gente que se permite dar su beneplácito a que otros sean homosexuales, a que
otros se enamoren a la vejez, a que otros no sean creyentes o a que otros
realicen actividades poco comunes. Hay gente que se permite aconsejar lo que
hay que hacer en una u otra situación y hasta previene el desastre si no se
siguen sus recomendaciones. Hay gente que se opone con todas sus fuerzas a que
otros hagan algo que ni les va ni les viene, pero en lo que ellos no pueden
dejar de intervenir.
La
violencia psicológica es más difícil de demostrar que la violencia física,
porque las huellas que quedan en el psiquismo no son visibles para el profano.
Además, en los casos de violencia psicológica, el maltratador suele manipular a
su víctima para que llegue a creer que todo son exageraciones suyas que tiene
la culpa de lo que sucede. Lo mismo suele hacer con su entorno, de manera que
todo el mundo opine que es un excelente cónyuge, compañero o amigo y que la
otra persona se queja por quejarse. En el supuesto de que se queje.
El
maltrato psicológico, por sutil e insospechado que sea, siempre deja secuelas.
Existen casos en que la agresión es tan sutil y sofisticada que parece casi
imposible detectarla. Pero deja marcas indelebles en el organismo de la
víctima. En su cuerpo o en su psiquismo, porque el cuerpo y el psiquismo
interactúan y forman una unidad psicosomática.
Las secuelas de los malos tratos psíquicos provocan,
según distintos estudios, el desarrollo de personalidades adictivas, psicóticas
o violentas. Si un niño maltratado desarrolla una personalidad de maltratador,
es más que probable que a su vez engendre hijos del agresor, para la actitud de
quienes admiten o colaboran con su violencia y buscamos casos similares en
nuestro entorno para comparar el nuestro y llegar a la conclusión de que no es
una situación anómala, sino común y corriente e, incluso, de que hay
situaciones muchísimo peores que la nuestra.
Otras
veces recurrimos a un mecanismo mucho más nocivo que la negación o la
intelectualización. Y otras veces recurrimos a culparnos de lo que sucedes y
buscamos en nuestras actitudes pasadas y presentes el motivo del maltrato.
Recorremos una a una nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras acciones y
nuestros resultados, para localizar la causa de la violencia que, según
entendemos, hemos provocado.
ALGUNOS INDICIO PARA DARTE CUENTA QUE ERES VICTIMA DE LA VIOLENCIA
PSICOLOGICA SERIAN
·
Si
das vueltas a situaciones incomprensibles que te producen padecimiento o
malestar, intentando averiguar el porqué, no tengas duda de que eres una
víctima de la violencia psicológica.
·
Si
sufres en silencio una situación dolorosa y esperas que las cosas se solucionen
por sí mismas, que tu verdugo o verdugos depongan espontáneamente su actitud,
que alguien acuda en tu ayuda porque se dé cuenta de tu situación, no te quepa
ninguna duda de que eres una víctima de la violencia psicológica.
·
Si
te sorprendes a ti mismo haciendo algo que no quieres hacer o que va contra tus
principios o que te repugna, considera que eres víctima de manipulación mental,
que es una forma de violencia psicológica.
·
Si
te sorprendes haciendo algo que no quieres y te sientes incapaz de negarte a
hacerlo, intelectualizando y justificando de mil maneras tu sometimiento, no lo
dudes, eres una víctima de la violencia psicológica.
·
Si
haces cosas que no quieres y no puedes evitar hacerlas porque entrarías en
pánico, porque te aterra negarte o porque algo te conduce a hacerlo, sabe que
eres una víctima de manipulación mental.
·
Si
has llegado a la conclusión de que la situación dolorosa que sufres no tiene
solución porque te lo mereces, porque te lo has buscado, porque las cosas son
así y no se pueden cambiar, porque no se puede hacer nada, porque es
irremediable, no lo dudes ni un solo instante, eres una víctima de la violencia
psicológica.
·
Y
si te sientes mal frente a una persona, si te produce malestar, inseguridad,
miedo, emociones intensas injustificadas, un apego o un afecto que no tiene
justificación, una ternura que se contradice con la realidad de esa persona, si
te sientes poca cosa, inútil, indefenso o tonto delante de esa persona, ya has
identificado a tu agresor.
Generalmente Detectar la violencia psicológica que sufre otra
persona es más fácil generalmente que detectarla cuando tú eres la víctima,
porque desde fuera, las cosas se ven con mucha más claridad. Pero, muchas
veces, la violencia psicológica es transparente y solamente la siente la
víctima sin que la situación trascienda.
Ése
es muchas veces el caso de los niños o de los ancianos. De las personas más
débiles que sufren violencia psicológica por parte de alguien de quien dependen
y a quien no se atreven a delatar por temor a empeorar la situación.
Ése
es muchas veces el caso de personas que han aprendido a no defenderse y a
aceptar la situación como algo no solamente normal, sino deseable. La víctima
aprende a no defenderse cuando sabe positivamente que no tiene defensa. Que,
haga lo que haga, va a recibir un castigo. Y que, haga lo que haga, nadie la va
a defender. Así, la persona maltratada desarrolla una sensación de continuo
fracaso y, sobre todo, de impotencia, que la lleva
a una actitud de pasividad, a dejar de reaccionar o controlar lo que sucede. Y
así aprende a no hacer nada frente a lo que ocurre.
Desde
fuera, parece una postura de indolencia, de pasividad o de indiferencia. Una
especie de apatía o de sometimiento. Pero hay un deterioro íntimo y secreto que
va erosionando su personalidad.
Otra
causa de la indefensión aprendida es la esperanza mágica de que las cosas se
van a solucionar por sí mismas, de que algo va a suceder para que el agresor
deje de agredir. Es un mecanismo de la víctima de la violencia, física o
psicológica, que la exime de la responsabilidad de buscar una solución para
algo que aparentemente no la tiene.
Podemos detectar la violencia psicológica en estos
casos, porque existen varios indicadores. La víctima se comporta de la forma
siguiente:
·
Mantiene
una relación con su agresor, al que agradece intensamente sus pequeñas
amabilidades.
·
Niega
que haya violencia contra ella y, si la admite, la justifica.
·
Niega
que sienta ira o malestar hacia el agresor.
·
Está
siempre dispuesta para tener contento al agresor. intentando averiguar lo que
piensa y desea. Así llega a identificarse con él.
·
Cree
que las personas que desean ayudarla están equivocadas y que su agresor tiene
la razón.
·
Siente
que el agresor la protege.
·
Le
resulta difícil abandonar al agresor aún después de tener el camino libre.
·
Tiene
miedo a que el agresor regrese por ella aun cuando esté muerto o en la cárcel.
Una
vez convencida de que su caso no tiene solución, la persona víctima del
maltrato, del acoso o de la manipulación psicológica desarrolla mecanismos de
defensa para adaptarse a la situación.
Entre
ellos está el síndrome de renuncia del prisionero, en que la víctima renuncia a
sus propios pensamientos, ideas y deseos, para someterse absolutamente a las
exigencias de su agresor. Es una especie de autómata que solamente vive para
plegarse a los deseos de su captor.
Todo
ello es un método, inconsciente y mecánico, de supervivencia, como lo es el
síndrome de Estocolmo, que se presenta cuando la víctima percibe una amenaza
para su supervivencia física o psicológica, está convencida de que el agresor
va a cumplir esa amenaza y se siente incapaz de escapar, pero percibe un atisbo
de amabilidad por parte de su agresor y eso la hace volcarse hacia él como
hacia su única fuente de supervivencia.
Detectar
la violencia psicológica que sufren los niños y los ancianos es bastante más
complicado porque suelen ocultarlo por temor a represalias o bien no tienen
capacidad de expresión para explicar lo que les sucede.
Pero,
en las personas dependientes, como los niños, los discapacitados y los
ancianos, la violencia psicológica deja síntomas específicos. Si el maltrato
consiste en negligencia, es decir, falta de atención a las necesidades de la
víctima, los síntomas pueden ser desnutrición, deshidratación o falta de
higiene; si el maltrato consiste en amenazas, burlas o humillaciones, los
síntomas son llanto, insomnio, confusión, pasividad o agitación extrema, huida
del contacto visual, temor y ansiedad.
Cuando
los niños o los ancianos se quejan de los malos tratos que reciben en una
institución, siempre hay que investigar. A veces, tanto los unos como los otros
se quejan de que no les dan de comer, de que no les quieren o de que les
humillan, únicamente para llamar la atención y culpabilizar a los familiares
que les han recluido en esa institución.
Hay
niños que se quejan de que los tratan mal en el colegio, para que los padres se
arrepientan de llevarlos al colegio y los devuelvan al hogar. Hay ancianos que
se quejan de que en la residencia no les dan de comer o les dan porquerías,
para que su familia se sienta culpable y los lleven a casa, cuando realmente
están mucho mejor atendidos que en sus domicilios.
No
debemos perder de vista que muchas personas mayores sufren alteraciones de la
percepción y pueden entender que les están tratando mal cuando no es así. No es
difícil escuchar quejas de ancianos respecto a la comida, cuando no es más que
una forma de llamar la atención. Otros se quejan de que no les hacen caso
aunque estén bien atendidos, porque lo que pretenden es una atención continua y
constante. No olvidemos que muchos ancianos regresan a comportamientos
infantiles y eso, muchas veces, determina el que no se haga caso de sus quejas.
Por
ello, siempre hay que investigar y, muchas veces, aunque la institución insista
en que "son cosas de niños" o "son cosas de viejos", es
necesario investigar porque puede ser que el niño o el anciano estén recibiendo
malos tratos psicológicos sutiles y difíciles de detectar, y que los
responsables del colegio o de la residencia no conozcan la situación.
Conviene
saber que el maltratador siempre se defiende haciéndose a su vez la víctima,
siempre pone al cielo por testigo de su inocencia y siempre niega lo que está
haciendo. Por eso es imprescindible investigar cuando exista la menor sospecha
de malos tratos.
Volviendo al acoso escolar Cuando un niño o un adolescente rehúsa asistir al colegio o ir al polideportivo
o al centro social en que se reúne habitualmente, sin existir motivo aparente
alguno, conviene indagar. Si los padres insisten, en lugar de declararlo, finge
enfermedades y busca subterfugios. Declararlo es cosa de cobardes, de
"niñas" o de "mariquitas".
Pero,
aunque las víctimas del acoso escolar suelen sufrir en silencio, hay casi
siempre alguna manifestación del malestar en forma de rechazo a ir a la
escuela, de cambio en los hábitos alimenticios, insomnio o pesadillas. Lo mejor
es que los padres traten de mantener una relación de intimidad y confianza con
sus hijos, porque los niños suelen contarlo en primer lugar a sus compañeros,
luego a los padres y después a los profesores.
Si hay evidencia de
que se esté produciendo un caso de acoso escolar, se aconseja separar, en
primer lugar, a la víctima del agresor y, después, trabajar con todas las
partes, con un trabajo en grupo y un tratamiento. Pero lo más importante es
concienciar a los demás para que no se tolere esta conducta. Si se es padre del
agresor hay que ponerse a favor de la víctima. Hay que animar a los
espectadores para que no toleren que se repita la situación.
En
todo caso, cuando se produce una situación de acoso escolar, hay que saber que
existen instituciones encargadas de investigar y ayudar a encontrar una
solución. Está, en primer lugar, el psicólogo o gabinete de apoyo psicológico
del colegio; después, el consejo escolar; hay un tutor responsable del
estudiante y hay una dirección del colegio
También
es común Detectar la violencia psicológica que ejercemos nosotros mismos de
forma inconsciente no es tarea fácil, precisamente porque la ejercemos sin
tomar conciencia de ello. Pero sí hay forma de saberlo, sobre todo después de
leer las líneas anteriores, porque todo cuanto hemos dicho acerca de los signos
que detectan el maltrato en la víctima, se puede aplicar a nuestras propias
acciones y ver si existen personas de nuestro entorno a las que, sin darnos
cuenta, estemos manipulando o agrediendo.
No
vamos a hablar de acoso porque es siempre consciente y dirigido a una meta
también consciente.
La
mejor forma de dilucidar si nos estamos comportando con alguien como
maltratadores es utilizar toda nuestra capacidad de empatía y toda nuestra
humildad, ponernos en el lugar de las personas que nos rodean, cuando exista la
menor sospecha de un posible maltrato, y sentir lo que nosotros sentiríamos si
nos hicieran lo que nosotros estamos haciendo.
Así
podemos ponernos en el lugar de nuestros hijos, de nuestros mayores, de
nuestros compañeros o de nuestros familiares y analizar nuestra conducta frente
a ellos.
A veces somos conscientes de la hostilidad
que sentimos hacia una persona, pero no del maltrato que le estamos
infligiendo. Sentir hostilidad, rabia, envidia o rencor contra otros es casi
siempre irremediable, porque las emociones no se someten al raciocinio. Lo que
sí se puede someter al control de la razón son nuestras acciones.
La
violencia psicológica más que nada tiene muchos influyentes desde el trato
familiar, como en el ámbito social y la mayoría de las personas no se dan
cuenta de lo que están pasando y de que sufren por esto. Todos deben de tener
cuenta que antes que nada solo es uno mismo y reconocer cuando sufren de esto.
Aunque
la mayoría de las personas no son capaces de admitir pero como se mencionó
anteriormente. Si pueden fijarse en los demás y darse cuenta que la otra
persona sufre de esto pero nunca en uno mismo, y piensan que si sufren esto es
por qué se lo merecen cuando no es así.
La
violencia psicológica existe de varias maneras, y no solo los niños o mujeres
sufren de esto sino que también los hombres, adultos, personas discapacitadas
etc. La mayoría de las personas aprueban este maltrato por el hecho de que a veces han sufrido esto y por el hecho
de haber sufrido los demás sufrirán.
Mayormente
las victimas que sufren por esto recurren a medios que no son favorables, o
simplemente por el hecho de que es la mejor salida para dejar de sufrir por
esto. Y un medio muy común es el suicidio que recurre al miedo, o temor de
contar a alguien los que le sucede o por pena del que dirán cuando no es así.
Por eso siempre hay que tener muy en cuenta cada acción, sentimiento, o
expresión que cada persona da por que no se sabe que estará pensando.
CONCLUSIÓN
Ya sabemos que la violencia es un fenómeno social
muy peligroso, saber que decenas de personas mueren a causa de tiros y golpes,
es saber que debemos cuidarnos. Hay que tener muy en cuenta que debemos tratar
de reducir la violencia.
El primer paso es saber cómo controlarnos, saber
manejar nuestros impulsos negativos que tanto daño nos hacen. Así nuestra
sociedad irá en un incremento de paz y no habrá tantos tiros y muertes
inocentes.
Debido a los afectos desbastadores que generan lo
interno de las familias, pone en peligro la estructura o
la forma de la misma, es decir según la formación que se le dé al individuo,
así mismo actúa dentro de la sociedad que lo rodea. Nos afecta a todos los
miembros de una familia.
La auténtica educación tiene como fin el desarrollo integral
de la persona; por eso debe proporcionar, además de conocimientos, valores,
creencias y actitudes frente
a distintas situaciones.
La comunicación es prevención
porque nos posibilita encontrar un espacio, ser protagonistas, el aprender a
respetar al otro; posibilita la capacidad de aceptar el error como incentivo
para la búsqueda de otras alternativas válidas y ayuda a superar las
dificultades que se presenten.
ANEXOS
BIBLIOGRAFIA
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