viernes, 15 de noviembre de 2013

VIOLENCIA PSICOLÓGICA
Por: Samarith Chong Guillen
1ero. C Licenciatura en Psicología
Universidad Autónoma de Campeche.
REF: ACT012_PSICO(C)

INTRODUCCIÓN

En los últimos años, se ha buscado identificar las diferentes caras que tiene la violencia, para lograr una mejor notificación de la misma y que el público pueda saber correctamente de qué tipo de violencia se está siendo víctima.   Es así como surge el concepto de violencia psicológica, mostrando que una de las caras más crueles de violencia se manifiesta sin siquiera tener contacto físico ni agrediendo de hecho a la víctima, dejando a ésta totalmente ilesa en su exterior, pero con serias consecuencias morales.
La sociedad campechana no tiene realmente conciencia sobre este tipo de violencia, pues dentro de su concepción de lo que significa una agresión siempre está de por medio que se dejan secuelas físicas contundentes y es así como se ignoran a muchas víctimas que permanecen silenciosas ante múltiples abusos emocionales. La violencia psicológica incluye maltrato verbal en forma repetida, acoso, reclusión y privación de los recursos físicos, financieros y personales.







La violencia psicológica es la forma de violencia que más daño causa, por que inicialmente pasa desapercibida y cuando la víctima, se da cuenta en general es porque la situación ya está avanzada. Puede estar o no acompañada de agresión física. Encontramos en ella todo tipo de amenazas, insultos, humillaciones tanto en público como en privado

Puede estar o no acompañada de agresión física en sus etapas posteriores, pero en general la violencia psicológica es la que primero se instaura, generando pues todos los sentimientos de minusvalía, donde la víctima se siente intimidada e invadida en su espacio vital y deprimido sin saber por qué.      Se convierte en la manera como la pareja relaciona y se comunica convirtiéndose en el pan nuestro de cada día, la agresión es constante y verbal, por ello es difícil de percibir.

Encontramos en la violencia psicológica todo tipo de amenazas, insultos, humillaciones tanto en público como en privado,  gritos y comentarios burlones y poco respetuosos donde luego se acusa a la víctima de no tener sentido del humor, o no saber bromear, en ocasiones mostrando delante de todos como es de buen marido, como se preocupa por ella, donde el  objetivo real es llevar a minimizar y menoscabar a la persona.

Todo esto está acompañado por comportamientos donde la víctima se siente intimidada, observada, se le revisan sus pertenencias, e incluso pueden incluso ser destruidas, se le revisa su celular las llamadas que recibe y que hace; su correo, con quien chatea, es invadida en su privacidad.

Cuando se requiere tomar decisiones que afectan a la pareja o a la familia no se le tiene en cuenta o se le manifiesta abiertamente un desprecio hacia ella y se le culpa de ser la causante de los problemas de pareja, de relación y de familia.
En ocasiones se logra poner a la víctima en situaciones extremas delante de familiares y amistades, donde tal situación la saca de casillas, el objetivo es que ella se descontrole solo para mostrar "como es ella" delante de todos y lograr opiniones favorables hacia a él.

Cuando estos sentimientos de insatisfacción, menosprecio y frustración son prolongados, encontramos personas que llegan a tener problemas de autoestima y dificultades no solo a nivel de pareja, sino a nivel social, y o profesional.
Con sentimientos de angustia y estrés, una pobre e inadecuada valoración de sí misma que pueden lesionar la salud, causando depresiones y enfermedades.
Esto se presenta por que no se han cumplido necesidades básicas del ser humano como el amor y el afecto, por lo cual la sensación de insatisfacción y frustración es grande.

Pero en la otra cara de la moneda tenemos al agresor, que tampoco a podido cumplir sus necesidades.
 La Insatisfacción, y la frustración los llevan a ambos a continuar con el círculo vicioso que cada vez se torna más agresivo, y donde cada vez la agresión es más frecuente.
El agresor no permite desde ningún punto de vista que su pareja se desarrolle, o se pueda superar profesionalmente, porque eso conllevaría el hecho de hacerlo sentir a él inferior.
Cuando se rompen este tipo de relaciones, es decir por algún motivo hay un divorcio o separación, y se consiguen nuevas parejas nuevamente se presenta el mismo círculo.

Las consecuencias de la violencia psicológica

Habitualmente la violencia psicológica termina por convertirse en algo natural. Es decir, la mujer se empieza a acostumbrar a ella, a no ser valorada, a que no se tengan en cuenta sus opiniones, a ser humillada permanentemente y delante de todo el mundo. Y lo que resulta peor aún, termina por convencerse de que realmente no sirve, no vale nada, que es poca cosa y que se merece todas las descalificaciones de su pareja.
Además, el agresor que es sumamente hábil y manipulador, se demuestra muy simpático y cordial fuera del hogar y frente a los demás y se comporta de manera violenta sólo en la casa con su pareja. Ello hace que la mujer se sienta desconcertada y termine por creer que ella es la culpable de que él la maltrate o que esos maltratos son producto de su imaginación. Es muy frecuente que el hombre violento intente confundir a la mujer maltratada, diciéndole que ella confunde las cosas, que tienen una percepción equivocada de la realidad. 
LA VIOLENCIA PSICOLOGICA TIENE MUCHOS EFECTOS DAÑINOS COMO
·         Dificultades laborales, ausentismo, aislamiento
·         Aislamiento social
·         Intentos de suicidio
·         Crisis de angustia, depresión
·         Trastornos del sueño y/o de la alimentación
·         Enfermedades psicosomáticas
·         Abuso de drogas o alcohol
Tiene dos facetas que pueden llamarse maltrato pasivo y maltrato activo.
El primero trata en donde la víctima, tiene ausencia de atención, pero se da más bien cuando la víctima depende del agresor como es en los niños, adultos mayores, personas con discapacidades etc. Y en la mayoría de veces se ve en albergues donde dejan abandonados a cualquier tipo de personas, sin recibir una llamada o visita de parte de los familiares.
El segundo trata en cuando la víctima ya está demasiado dañada en lo personal como en su autoestima, o en los malos tratos que recibe de parte del agresor, pero es más difícil respecto a los tratos emociónales por que la víctima no es capaz de reconocer el error o pedir ayuda.

Otra forma de la violencia psicología es el “acoso psicológico”
Esta es cuando atacan a la persona desde unos puntos muy claros que es la destrucción, derrumbamiento, amenazas, criticas, injurias, calumnias y acciones que pongan en riesgo la seguridad de la persona y su forma de cómo reaccionar ante los demás. También otra forma de destruir a la persona es asiéndole creer que tiene culpa de todo las cosas malas que suceden y que también los que estén presentes piensen que es culpable
El acoso psicológico tiene dos formas según la relación víctima-verdugo
El primero es acoso vertical que este se presenta cuando el agresor se cree superior ante la víctima como un jefe, líder ya sea en el ámbito laboral o familiar.
El segundo es acoso horizontal que se da cuando el agresor y la víctima se encuentran en el mismo nivel de agresión o se agreden ambos, pero de una manera el agresor se vale de su fuerza física y agrede a otras personas.
En este también entra lo que es El acoso escolar se diferencia del acoso en el trabajo, llamado mobbing, en lo siguiente:

El acoso escolar consiste en intimidar a un compañero de clase. Es una forma de acoso entre iguales. El matón intimida y atemoriza a la luz del día, haciendo alarde ostentoso de su fuerza, su poder o su autoridad de chulo. Su objetivo es ése, demostrar que puede más que nadie y que puede destruir a quien le caiga mal o a quien decida acobardar arbitrariamente. La víctima puede ser cualquiera, generalmente alguien débil.

El acoso laboral consiste en desgastar a la víctima para que se auto elimine. Es una forma de acoso vertical, de arriba abajo. El agresor actúa con mayor maldad y es más artero que el matón, porque se mueve en la sombra, con disimulo, y con el objetivo de eliminar a una víctima que no es cualquiera, sino alguien elegido con atención, porque estorba a sus planes, le hace sombra o, de alguna manera, perturba su quehacer. Su acción es, por tanto, mucho más premeditada y cruel que la del matón, que solamente busca liderazgo.

 Es necesario entender de que el acoso escolar no son simples "peleas entre chavales" o situaciones que han de resolver entre ellos. El acoso entre escolares puede provocar el suicidio del niño que lo padece. Cuando menos, el acoso escolar es una situación grave para todos, de la que es preciso tomar conciencia, defender a la víctima y cambiar la conducta del agresor. Ya sabemos que siempre surgen problemas, que todos hemos de hacernos un lugar en la sociedad a base de discusiones, tropezones, zancadillas y luchas y que el colegio no es más que un reflejo de la sociedad,
                          
Dentro del acoso psicológico, hay que hablar del acoso afectivo, que es una conducta de dependencia en la que el acosador depende emocionalmente de su víctima hasta el punto de hacerle la vida imposible. El acosador devora el tiempo de su víctima o bien la devora con sus manifestaciones continuas y exageradas de afecto y sus demandas de afecto. En cualquiera de los casos, el acosar le roba a su víctima la intimidad, la tranquilidad y el tiempo para realizar sus tareas o para llevar a cabo sus actividades, porque el acosador la interrumpe constantemente con sus demandas y, apenas la deja respirar entre petición y petición, pero siempre con mimos, con arrumacos y con caricias inoportunas y agobiantes. Si la víctima rechaza someterse a esta forma de acoso, el verdugo se queja, llora, se desespera, implora, amenaza con retirarle su afecto o con "cometer una tontería", llegando incluso a intentos de suicidio y a explosiones realmente espectaculares que justifica diciendo que todo lo hace por cariño. Esto supone añadir el chantaje afectivo a la estrategia de acoso.

La manipulación mental puede comprender el chantaje afectivo. En la manipulación se da una relación asimétrica entre dos o más personas. Es asimétrica porque una da y la otra recibe, una gana y la otra pierde. Las tácticas de manipulación incluyen amenazas y críticas, que generan miedo, la culpa o vergüenza encaminados a movilizar a la víctima en la dirección que desea el manipulador.

La agresión insospechada es una forma de violencia psicológica tan sutil y elaborada que se disimula y oculta entre las fibras del tejido social. La agresión insospechada es la que muchos agresores ejercen disfrazándola de protección, de atención, de buenas intenciones y de buenos deseos.
Una forma de agresión insospechada es la que ejercen las personas sobreprotectoras sobre sus protegidos. Les rodean de atenciones, de mimos y de cuidados, pero no les permiten desarrollarse como personas autónomas, no les permiten ejercer su derecho a la libertad, no les permiten escapar del entorno artificial que han fabricado para ellas. Todo lo hace el protector por el bien de su protegido, eliminando de su camino el menor escollo, para librarle de todas las desazones de la vida. Y el protegido no llega a crecer ni a independizarse nunca. Y el día que el protector falte o no pueda seguirle protegiendo, su integridad valdrá bien poco.

Otra forma de agresión insospechada es la que ejercemos sobre nuestros mayores, cuando creemos que les mostramos amor y consideración dándoles tareas para "que se sientan útiles", como si no se hubieran ya ganado el derecho a dejar de ser útiles. Muchas personas agobian a sus mayores con demandas de ayuda, sin tener en cuenta que los mayores ya se han jubilado de esas tareas y tienen derecho a vivir sin trabajar.
 Muchos jóvenes tienen a sus padres como canguros continuos, privándoles del derecho de salir con sus amigos, de viajar a su gusto o de sentarse a no hacer nada, que bien se lo han ganado.
Muchos jóvenes llevan a sus mayores a vivir con ellos para que no estén solos y los convierten en chica para todo, privándoles de libertad, de descanso y, muchas veces, de lugar de residencia, pues muchos ancianos viven una temporada con cada hijo, con lo cual carecen de referencia y de vivienda fija. Los convierten en nómadas y en sirvientes sin paga. Y la sociedad se hace lenguas de lo que esos hijos quieren a sus padres, mientras que otros los "meten" en una residencia.

Otra forma de agresión insospechada que todos practicamos alguna vez son los consejos. Los consejos tienen a veces un matiz de amenaza y otras veces son una forma de acoso contra la persona que se empeña en no dejarse aconsejar. Hay mucha gente que necesita dar su visto bueno a las acciones de los demás, ofrecer su consejo sapientísimo o, por el contrario, oponer su veto a los proyectos de los demás.
Hay gente que se permite dar su beneplácito a que otros sean homosexuales, a que otros se enamoren a la vejez, a que otros no sean creyentes o a que otros realicen actividades poco comunes. Hay gente que se permite aconsejar lo que hay que hacer en una u otra situación y hasta previene el desastre si no se siguen sus recomendaciones. Hay gente que se opone con todas sus fuerzas a que otros hagan algo que ni les va ni les viene, pero en lo que ellos no pueden dejar de intervenir.  
La violencia psicológica es más difícil de demostrar que la violencia física, porque las huellas que quedan en el psiquismo no son visibles para el profano. Además, en los casos de violencia psicológica, el maltratador suele manipular a su víctima para que llegue a creer que todo son exageraciones suyas que tiene la culpa de lo que sucede. Lo mismo suele hacer con su entorno, de manera que todo el mundo opine que es un excelente cónyuge, compañero o amigo y que la otra persona se queja por quejarse. En el supuesto de que se queje.

El maltrato psicológico, por sutil e insospechado que sea, siempre deja secuelas. Existen casos en que la agresión es tan sutil y sofisticada que parece casi imposible detectarla. Pero deja marcas indelebles en el organismo de la víctima. En su cuerpo o en su psiquismo, porque el cuerpo y el psiquismo interactúan y forman una unidad psicosomática.
 Las secuelas de los malos tratos psíquicos provocan, según distintos estudios, el desarrollo de personalidades adictivas, psicóticas o violentas. Si un niño maltratado desarrolla una personalidad de maltratador, es más que probable que a su vez engendre hijos del agresor, para la actitud de quienes admiten o colaboran con su violencia y buscamos casos similares en nuestro entorno para comparar el nuestro y llegar a la conclusión de que no es una situación anómala, sino común y corriente e, incluso, de que hay situaciones muchísimo peores que la nuestra.

Otras veces recurrimos a un mecanismo mucho más nocivo que la negación o la intelectualización. Y otras veces recurrimos a culparnos de lo que sucedes y buscamos en nuestras actitudes pasadas y presentes el motivo del maltrato. Recorremos una a una nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras acciones y nuestros resultados, para localizar la causa de la violencia que, según entendemos, hemos provocado.

ALGUNOS INDICIO PARA DARTE  CUENTA QUE ERES VICTIMA DE LA VIOLENCIA PSICOLOGICA SERIAN
·        Si das vueltas a situaciones incomprensibles que te producen padecimiento o malestar, intentando averiguar el porqué, no tengas duda de que eres una víctima de la violencia psicológica. 
·        Si sufres en silencio una situación dolorosa y esperas que las cosas se solucionen por sí mismas, que tu verdugo o verdugos depongan espontáneamente su actitud, que alguien acuda en tu ayuda porque se dé cuenta de tu situación, no te quepa ninguna duda de que eres una víctima de la violencia psicológica.
·        Si te sorprendes a ti mismo haciendo algo que no quieres hacer o que va contra tus principios o que te repugna, considera que eres víctima de manipulación mental, que es una forma de violencia psicológica.
·        Si te sorprendes haciendo algo que no quieres y te sientes incapaz de negarte a hacerlo, intelectualizando y justificando de mil maneras tu sometimiento, no lo dudes, eres una víctima de la violencia psicológica. 
·        Si haces cosas que no quieres y no puedes evitar hacerlas porque entrarías en pánico, porque te aterra negarte o porque algo te conduce a hacerlo, sabe que eres una víctima de manipulación mental.
·        Si has llegado a la conclusión de que la situación dolorosa que sufres no tiene solución porque te lo mereces, porque te lo has buscado, porque las cosas son así y no se pueden cambiar, porque no se puede hacer nada, porque es irremediable, no lo dudes ni un solo instante, eres una víctima de la violencia psicológica.
·        Y si te sientes mal frente a una persona, si te produce malestar, inseguridad, miedo, emociones intensas injustificadas, un apego o un afecto que no tiene justificación, una ternura que se contradice con la realidad de esa persona, si te sientes poca cosa, inútil, indefenso o tonto delante de esa persona, ya has identificado a tu agresor.
Generalmente Detectar la violencia psicológica que sufre otra persona es más fácil generalmente que detectarla cuando tú eres la víctima, porque desde fuera, las cosas se ven con mucha más claridad. Pero, muchas veces, la violencia psicológica es transparente y solamente la siente la víctima sin que la situación trascienda.

Ése es muchas veces el caso de los niños o de los ancianos. De las personas más débiles que sufren violencia psicológica por parte de alguien de quien dependen y a quien no se atreven a delatar por temor a empeorar la situación.

Ése es muchas veces el caso de personas que han aprendido a no defenderse y a aceptar la situación como algo no solamente normal, sino deseable. La víctima aprende a no defenderse cuando sabe positivamente que no tiene defensa. Que, haga lo que haga, va a recibir un castigo. Y que, haga lo que haga, nadie la va a defender. Así, la persona maltratada desarrolla una sensación de continuo fracaso y, sobre todo, de impotencia, que la lleva a una actitud de pasividad, a dejar de reaccionar o controlar lo que sucede. Y así aprende a no hacer nada frente a lo que ocurre.
Desde fuera, parece una postura de indolencia, de pasividad o de indiferencia. Una especie de apatía o de sometimiento. Pero hay un deterioro íntimo y secreto que va erosionando su personalidad. 

Otra causa de la indefensión aprendida es la esperanza mágica de que las cosas se van a solucionar por sí mismas, de que algo va a suceder para que el agresor deje de agredir. Es un mecanismo de la víctima de la violencia, física o psicológica, que la exime de la responsabilidad de buscar una solución para algo que aparentemente no la tiene.
Podemos detectar la violencia psicológica en estos casos, porque existen varios indicadores. La víctima se comporta de la forma siguiente:
·        Mantiene una relación con su agresor, al que agradece intensamente sus pequeñas amabilidades.
·        Niega que haya violencia contra ella y, si la admite, la justifica.
·        Niega que sienta ira o malestar hacia el agresor.
·        Está siempre dispuesta para tener contento al agresor. intentando averiguar lo que piensa y desea. Así llega a identificarse con él.
·        Cree que las personas que desean ayudarla están equivocadas y que su agresor tiene la razón.
·        Siente que el agresor la protege.
·        Le resulta difícil abandonar al agresor aún después de tener el camino libre.
·        Tiene miedo a que el agresor regrese por ella aun cuando esté muerto o en la cárcel.


Una vez convencida de que su caso no tiene solución, la persona víctima del maltrato, del acoso o de la manipulación psicológica desarrolla mecanismos de defensa para adaptarse a la situación.
Entre ellos está el síndrome de renuncia del prisionero, en que la víctima renuncia a sus propios pensamientos, ideas y deseos, para someterse absolutamente a las exigencias de su agresor. Es una especie de autómata que solamente vive para plegarse a los deseos de su captor.
Todo ello es un método, inconsciente y mecánico, de supervivencia, como lo es el síndrome de Estocolmo, que se presenta cuando la víctima percibe una amenaza para su supervivencia física o psicológica, está convencida de que el agresor va a cumplir esa amenaza y se siente incapaz de escapar, pero percibe un atisbo de amabilidad por parte de su agresor y eso la hace volcarse hacia él como hacia su única fuente de supervivencia.

Detectar la violencia psicológica que sufren los niños y los ancianos es bastante más complicado porque suelen ocultarlo por temor a represalias o bien no tienen capacidad de expresión para explicar lo que les sucede.
Pero, en las personas dependientes, como los niños, los discapacitados y los ancianos, la violencia psicológica deja síntomas específicos. Si el maltrato consiste en negligencia, es decir, falta de atención a las necesidades de la víctima, los síntomas pueden ser desnutrición, deshidratación o falta de higiene; si el maltrato consiste en amenazas, burlas o humillaciones, los síntomas son llanto, insomnio, confusión, pasividad o agitación extrema, huida del contacto visual, temor y ansiedad.
Cuando los niños o los ancianos se quejan de los malos tratos que reciben en una institución, siempre hay que investigar. A veces, tanto los unos como los otros se quejan de que no les dan de comer, de que no les quieren o de que les humillan, únicamente para llamar la atención y culpabilizar a los familiares que les han recluido en esa institución.
Hay niños que se quejan de que los tratan mal en el colegio, para que los padres se arrepientan de llevarlos al colegio y los devuelvan al hogar. Hay ancianos que se quejan de que en la residencia no les dan de comer o les dan porquerías, para que su familia se sienta culpable y los lleven a casa, cuando realmente están mucho mejor atendidos que en sus domicilios.
No debemos perder de vista que muchas personas mayores sufren alteraciones de la percepción y pueden entender que les están tratando mal cuando no es así. No es difícil escuchar quejas de ancianos respecto a la comida, cuando no es más que una forma de llamar la atención. Otros se quejan de que no les hacen caso aunque estén bien atendidos, porque lo que pretenden es una atención continua y constante. No olvidemos que muchos ancianos regresan a comportamientos infantiles y eso, muchas veces, determina el que no se haga caso de sus quejas.
Por ello, siempre hay que investigar y, muchas veces, aunque la institución insista en que "son cosas de niños" o "son cosas de viejos", es necesario investigar porque puede ser que el niño o el anciano estén recibiendo malos tratos psicológicos sutiles y difíciles de detectar, y que los responsables del colegio o de la residencia no conozcan la situación.
Conviene saber que el maltratador siempre se defiende haciéndose a su vez la víctima, siempre pone al cielo por testigo de su inocencia y siempre niega lo que está haciendo. Por eso es imprescindible investigar cuando exista la menor sospecha de malos tratos.
Volviendo al acoso escolar  Cuando un niño o un adolescente rehúsa asistir al colegio o ir al polideportivo o al centro social en que se reúne habitualmente, sin existir motivo aparente alguno, conviene indagar. Si los padres insisten, en lugar de declararlo, finge enfermedades y busca subterfugios. Declararlo es cosa de cobardes, de "niñas" o de "mariquitas".
Pero, aunque las víctimas del acoso escolar suelen sufrir en silencio, hay casi siempre alguna manifestación del malestar en forma de rechazo a ir a la escuela, de cambio en los hábitos alimenticios, insomnio o pesadillas. Lo mejor es que los padres traten de mantener una relación de intimidad y confianza con sus hijos, porque los niños suelen contarlo en primer lugar a sus compañeros, luego a los padres y después a los profesores.
Si hay evidencia de que se esté produciendo un caso de acoso escolar, se aconseja separar, en primer lugar, a la víctima del agresor y, después, trabajar con todas las partes, con un trabajo en grupo y un tratamiento. Pero lo más importante es concienciar a los demás para que no se tolere esta conducta. Si se es padre del agresor hay que ponerse a favor de la víctima. Hay que animar a los espectadores para que no toleren que se repita la situación.

En todo caso, cuando se produce una situación de acoso escolar, hay que saber que existen instituciones encargadas de investigar y ayudar a encontrar una solución. Está, en primer lugar, el psicólogo o gabinete de apoyo psicológico del colegio; después, el consejo escolar; hay un tutor responsable del estudiante y hay una dirección del colegio
También es común Detectar la violencia psicológica que ejercemos nosotros mismos de forma inconsciente no es tarea fácil, precisamente porque la ejercemos sin tomar conciencia de ello. Pero sí hay forma de saberlo, sobre todo después de leer las líneas anteriores, porque todo cuanto hemos dicho acerca de los signos que detectan el maltrato en la víctima, se puede aplicar a nuestras propias acciones y ver si existen personas de nuestro entorno a las que, sin darnos cuenta, estemos manipulando o agrediendo.
No vamos a hablar de acoso porque es siempre consciente y dirigido a una meta también consciente.
La mejor forma de dilucidar si nos estamos comportando con alguien como maltratadores es utilizar toda nuestra capacidad de empatía y toda nuestra humildad, ponernos en el lugar de las personas que nos rodean, cuando exista la menor sospecha de un posible maltrato, y sentir lo que nosotros sentiríamos si nos hicieran lo que nosotros estamos haciendo.
Así podemos ponernos en el lugar de nuestros hijos, de nuestros mayores, de nuestros compañeros o de nuestros familiares y analizar nuestra conducta frente a ellos.
A veces somos conscientes de la hostilidad que sentimos hacia una persona, pero no del maltrato que le estamos infligiendo. Sentir hostilidad, rabia, envidia o rencor contra otros es casi siempre irremediable, porque las emociones no se someten al raciocinio. Lo que sí se puede someter al control de la razón son nuestras acciones.
                               

La violencia psicológica más que nada tiene muchos influyentes desde el trato familiar, como en el ámbito social y la mayoría de las personas no se dan cuenta de lo que están pasando y de que sufren por esto. Todos deben de tener cuenta que antes que nada solo es uno mismo y reconocer cuando sufren de esto.
Aunque la mayoría de las personas no son capaces de admitir pero como se mencionó anteriormente. Si pueden fijarse en los demás y darse cuenta que la otra persona sufre de esto pero nunca en uno mismo, y piensan que si sufren esto es por qué se lo merecen cuando no es así.
La violencia psicológica existe de varias maneras, y no solo los niños o mujeres sufren de esto sino que también los hombres, adultos, personas discapacitadas etc. La mayoría de las personas aprueban este maltrato por el hecho de  que a veces han sufrido esto y por el hecho de haber sufrido los demás sufrirán.
Mayormente las victimas que sufren por esto recurren a medios que no son favorables, o simplemente por el hecho de que es la mejor salida para dejar de sufrir por esto. Y un medio muy común es el suicidio que recurre al miedo, o temor de contar a alguien los que le sucede o por pena del que dirán cuando no es así. Por eso siempre hay que tener muy en cuenta cada acción, sentimiento, o expresión que cada persona da por que no se sabe que estará pensando.




CONCLUSIÓN


Ya sabemos que la violencia es un fenómeno social muy peligroso, saber que decenas de personas mueren a causa de tiros y golpes, es saber que debemos cuidarnos. Hay que tener muy en cuenta que debemos tratar de reducir la violencia.
El primer paso es saber cómo controlarnos, saber manejar nuestros impulsos negativos que tanto daño nos hacen. Así nuestra sociedad irá en un incremento de paz y no habrá tantos tiros y muertes inocentes.
Debido a los afectos desbastadores que generan lo interno de las familias, pone en peligro la estructura o la forma de la misma, es decir según la formación que se le dé al individuo, así mismo actúa dentro de la sociedad que lo rodea. Nos afecta a todos los miembros de una familia.
La auténtica educación tiene como fin el desarrollo integral de la persona; por eso debe proporcionar, además de conocimientos, valores, creencias y actitudes frente a distintas situaciones.
La comunicación es prevención porque nos posibilita encontrar un espacio, ser protagonistas, el aprender a respetar al otro; posibilita la capacidad de aceptar el error como incentivo para la búsqueda de otras alternativas válidas y ayuda a superar las dificultades que se presenten.





ANEXOS

  























BIBLIOGRAFIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario