sábado, 16 de noviembre de 2013

LA MADUREZ.

LA MADUREZ.

Por: María Isabel Alejos Pérez.´
1° C  Licenciatura en Psicología.
Universidad Autónoma de Campeche.


madurez.jpgINTRODUCCION.
Muchos nos hemos preguntado ¿Qué es la madurez?, ¿La edad tiene que ver con la madurez?, ¿Cómo podemos alcanzar la madurez?, ¿Realmente somos maduros?
Para poder hacernos todas estas preguntas tuve que realice una investigación.
Cuando el investigador plantea un problema para ser estudiado realiza una pregunta o varias que, por lógica, queda a la espera de una respuesta a la cual sin lugar a dudas se llegara a responder al finalizar la investigación a esta fase se le denominado planteamiento del problema. Sin embargo existe un elemento dentro de la investigación que permite resolver la pregunta inicial sin que sea necesariamente la respuesta final, a esta parte de la investigación se le ha dado el nombre de hipótesis.
La función de la hipótesis es establecer un puente entre la teoría y la investigación empírica. Tiene como fin orientar la investigación, puesto que una vez formulada, sabremos qué tipo de datos se deben recabar para su comprobación.
Regresando al tema la madurez es solo una etapa cronológica de la vida sino de un estado mental, una actitud y la personalidad  se despliega y no necesariamente madura de forma integral. Enseguida veremos más sobre la madurez.


¿Qué es la madurez?
Hay varias definiciones, el diccionario de la real academia española señala tres usos del término para la madurez: la sazón de los frutos, el buen juicio, prudencia y sensatez; y la edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aun no ha llegado a la vejes. Para la psicología alcanzar una cierta edad no implica haber logrado la madurez emocional, los especialistas afirman que ninguna persona deja de ser, en ciertos aspectos un niño ya que todos necesitamos la protección de los demás.
La madurez es una cualidad de la persona que expresa una elevada perfección humana, se consigue mediante la repetición de buenas acciones. Con esta reiteración se adquieren los buenos hábitos o virtudes humanas como la prudencia, flexibilidad, la comprensión, la lealtad, la audacia, la humildad, y el optimismo que proporcionan facilidad y naturalidad en obrar acertadamente.
Antes de alcanzar la madurez el ser humano atraviesa una etapa  intermedia, conocida como adolescencia, y es un momento de la vida muy desconcertante debido a que aun no se es una persona adulta, aunque ya no se es un niño. La mente se va ampliando, llega a la pubertad, el cuerpo cambia constantemente, la voz se transforma con ella la experimentación, la curiosidad; el adolescente siempre quiere llegar más allá, rebasar las fronteras.
Muchas veces reflejamos un miedo a madurar, por la errónea idea que  ya no te vas a divertir, que ya no vas a ser el mismo o que vas a ser aburrido, muchas cosas pueden pasar por nuestra mente; pero en realidad  es darle mayor prioridad a algunas cosas no por eso ya no te puedes divertir.
Con forme vamos creciendo adquirimos nuevas responsabilidades, pero también conocimiento y experiencias, estas nos ayudan a madurar porque en ellas también podemos cometer errores y gracias a los errores podemos aprender a cómo hacer mejor las cosas. A base de experiencias aprendemos mucho, ya que más adelante ya sabemos cómo enfrentarnos a las cosas.
Durante nuestro crecimiento pasamos por etapas buenas y malas, dejamos de ser niños para pasar a la adolescencia en esta etapa nos vamos desarrollando y da paso a la pubertad donde se experimentan cambios importantes. La adolescencia es una etapa clave en la vida que es cuando alcanzamos a comprender las cosas y la situaciones de la vida, no siempre vamos a tener fáciles las cosas hay que esforzarse, gracias a todo esto podemos llegar a un grado de madurez.
Durante la adolescencia pasamos por cambios físicos, biológicos y psicológicos; algunos pueden afectarnos más que otros.
A continuación hablare un poco más a fondo acerca de la adolescencia y la madurez.


¿Qué es la adolescencia?
La adolescencia es la etapa en la que el individuo deja de ser niño sin haber alcanzado la madurez del adulto. La adolescencia, es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social mediantemente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las diferentes fuentes y posiciones médicas, científicas y psicológicas pero generalmente se enmarca entre los 11 o 12 años y los 19 o 20.
Para la organización mundial de la salud, la adolescencia es el periodo comprendido entre los 10 y 19 años y está comprendida dentro del periodo de la juventud entre los 10 y los 24 años.
La pubertad o adolescencia inicial es la primera fase, comienza normalmente a los 10 años en las niñas y a los 11 en los niños y llega hasta los 14-15 años. La adolescencia media y tardía se extiende, hasta los 19 años. A la adolescencia le sigue la juventud plena, desde de los 20-24 años.    

La adolescencia es una parte esencial para llegar a un grado de madurez.
Existen varias fases por las cuales la madurez puede pasar:
Ø  Madurez por iniciativa: es el modo directo y positivo; no espera a otros, resuelve el conflicto, está consciente de sus posibilidades, utiliza la experiencia acumulada, lucha por algo concreto y crea soluciones, elaborando recursos que le facilitan el proceso.
Ø  Madurez por exploración: tendencia básica del ser humano, cuando los conocimientos parciales impiden una toma de conciencia objetiva que le permita poner las bases de una conducta eficaz, entonces se da la madurez por las bases de una conducta eficaz, entonces se da la madurez por la adopción de respuestas abiertas que le facilita ver la nueva situación, no como amenaza, sino como problema vital que se puede resolver.
Ø  Madurez por aprendizaje: al ser un aprendizaje de conductas nuevas  para situación nuevas, aunque exige más una actividad inteligente que deja de cualquier reacción emotiva que nuble la objetividad y el realismo. Debe ser un proceso exploratorio que no incluya la agresión como estimulo, que si sea de un ajuste adecuado y benéfico que permita asimilar las experiencias.
Ø  Madurez por inhibición 
Es la manera más inmadura, porque encierra una actitud de huida y evasión; si el adulto mayor ha vivido en permanente actitud defensiva por sentirse amenazado (miedo, cólera no descargada; ternura no estructurada) en todo momento adoptara la forma del bloque-inhibición de sus reacciones constructivas.  Esta denominado por el miedo, angustiado por sus agresividades naturales y ansiosas por las exigencias espontaneas de ternura; y caerá en una conducta que aparentemente auto-control, paralizado de cualquier impulso vital enriquecedor.
De la falta de valoración y aceptación, surgen las personalidades inmaduras. Todas ellas tienen en común la inseguridad. Esta inseguridad tiene los siguientes rasgos:
·         Sentimiento de inferioridad. Esto hace que las personas se comparen con los demás y que tiendan a ver lo negativo.
·         Angustia y nerviosismo.
·         Perfeccionismo.
·         Rigidez. La inseguridad lleva a aprender pocas cosas y hacerlas constantemente, porque es lo que cada persona domina. Esta conducta puede provocar conflictos con los demás  tienen otras formas de actuar o de pensar.
·         Pesimismo: miedo a equivocarse.
·         Inseguridad que conduce a la duda y a la indecisión. Los inmaduros dependen siempre de alguien o de las innumerables metas que se van marcando.

·         Obsesivos. Como estas personas ´´no pueden tener fallos´´, lo planean todo.
·         Elevada auto exigencia.
·         Extroversión. Las personas inseguras se vuelven hacia los demás, pero no se conocen.
·         Baja tolerancia a la frustración. El más mínimo contratiempo les hunde.


El síndrome de Peter Pan es de mucha ayuda para comprender el porque las personas tienen miedo a madurar y a crecer.
Síndrome de Peter Pan
Escrito por Dra. Vanesa Fernández López, psicóloga
Los hombres ‘Peter Pan’ son aquellos que se han quedado anclados en su infancia, tienen miedo a crecer y aceptar los roles que le corresponden por su edad, lo que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones
sindrome-peter-pan_0.jpgEn los años 80, el psicólogo Dan Kiley observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar las responsabilidades implícitas a la edad adulta agrupando los comportamientos que éstos presentaban bajo el nombre de ‘Síndrome de Peter Pan’.
Desde entonces, el síndrome de Peter Pan es definido como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles (padre, pareja, etcétera) que se esperan según su ciclo vital o circunstancias personales.
El síndrome de Peter Pan es más frecuente en varones y habitualmente se asocia a problemas para proporcionar seguridad a otra persona, ya que ellos mismos son los que necesitan sentirse protegidos por otros. Este hecho les incapacita en gran medida, ya que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones sociales, asociándose con sentimientos de soledad y sensación de dependencia.

Consecuencias del síndrome de Peter Pan.

Aunque Peter Pan pudiera vivir en un mundo de fantasía, las personas que lo imitan no. El síndrome de Peter Pan trae consigo importantes alteraciones emocionales y conductuales. A nivel emocional son frecuentes los niveles de ansiedad elevados y de tristeza, pudiendo adoptar estos últimos la forma de depresión cuando no son tratados. Al mismo tiempo, la persona se siente poco realizada con su vida, ya que el no asumir responsabilidades le hace también no disfrutar de los retos, lo que indudablemente repercute en sus niveles de autoestima.
Finalmente, en los casos más extremos y extravagantes, podrían aparecer trastornos del pensamiento como el delirio, si bien en estos casos, muy probablemente exista una alteración psiquiátrica que la justifique.

Causas del síndrome de Peter Pan.

El síndrome de Peter Pan puede ser consecuencia de múltiples factores (rasgos de personalidad, estilo de afrontamiento de los problemas, etcétera). De todos ellos, el más importante tiene que ver con la infancia; una infancia excesivamente feliz que el paciente puede llegar a idealizar, o bien, una infancia completamente infeliz, carente de afecto. En el primer de los casos, el síndrome busca inmortalizar esos momentos viviendo en una infancia constante, mientras que en el segundo la función del síndrome es recuperar el tiempo perdido.
Por otro lado, la mayoría de los estudios sostienen que este síndrome es frecuente en casos en los que no ha existido un aporte afectivo estable, la educación ha sido demasiado permisiva o ha existido déficit escolar.
Finalmente, existen rasgos de personalidad como la tendencia a la evitación o la dependencia emocional que están íntimamente ligados con este síndrome, no tanto en su origen como sí en su mantenimiento.

Prevención del síndrome de Peter Pan.

Para que un niño sea feliz, al igual que un adulto, debe verse resolviendo problemas. Afrontando retos
Debido a que la primera causa del síndrome de Peter Pan reside en el estilo educativo recibido en la infancia, los adultos que rodean al niño, especialmente los padres, son los principales agentes preventivos de este problema.
En este sentido, no se debe hacer de la vida real de un niño el escenario de Nunca Jamás. Los niños deben también aprender a asumir responsabilidades ajustadas a su edad. Muchos padres evitan esto pensando que su hijo será más feliz si la vida le resulta más cómoda. Para que un niño sea feliz, al igual que un adulto, debe verse resolviendo problemas. Afrontando retos.
Por otro lado, un estilo educativo hostil, rígido y con carencias afectivas importantes también podría predisponer al padecimiento del síndrome. Por lo tanto, el éxito de su prevención reside en educar a los más pequeños de una manera en la que el amor incondicional se combine con unas pautas de conductas firmes y bien establecidas que permitan la aceptación de responsabilidades propias de la edad de crecimiento del niño.

Diagnóstico y perfil de paciente con el síndrome de Peter Pan.
El síndrome de Peter Pan carece de entidad diagnóstica en los principales manuales diagnósticos, sin embargo, este hecho no quiere decir que no exista y que no tenga implicaciones clínicas. Por ello, aunque sin hablar de criterios diagnósticos, si podemos hablar de una serie de comportamientos que, en caso de presentarse, sugieren la existencia de este síndrome:
·         Intenso deseo y necesidad de ser cuidado por otras personas que él considera “más fuertes”.
·         Incapacidad de comprometerse y de cumplir promesas.
·         Incapacidad para asumir sus propias responsabilidades. Prefiere que lo hagan otros. Por eso, busca a otra persona que asuma el papel de su “padre”/”madre”.
·         Quejas y críticas constantes acompañadas a su vez por la incapacidad de proporcionar afecto a otras personas.
·         Tendencia al egoísmo; siente que todo debe girar en torno a él y se ofende cuando esto no ocurre.
·         Dependencia especialmente emocional, aunque también es frecuente que exista dependencia económica.
·         Su comportamiento es negativista o rebelde.
·         Falta de empatía: este hecho le dificulta las relaciones sociales y le puede llevar a aislarse socialmente, lo que contrasta con un elevado miedo a quedarse solos.
·         Baja autoestima lo que les produce una bajísima tolerancia a la frustración.
·         Rasgos de personalidad narcisistas.
·         Suelen sentirse insatisfechos con sus logros, pero no hacen nada para mejorar su situación.
·         Verbalizan no querer envejecer, pudiendo idealizar su juventud.

Tratamiento del síndrome de Peter Pan.

Del mismo modo que no podemos volar como hace Peter Pan, tampoco podemos vivir sin asumir responsabilidades. Asumir este hecho es el primer paso para el comienzo de la terapia. Posteriormente, la persona deberá aprender a hacer frente a sus responsabilidades cotidianas y a vivir como una adulto. Para ello, será necesario aprender estrategias que deberían haber sido entrenadas previamente a lo largo de su vida, como es el caso del proceso de toma de decisiones y resolución de problemas.
A su vez, será necesario enseñar al paciente a manejar sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, especialmente en lo que concierne a sí mismo, ya que en muchos de los casos este tipo de pacientes se consideran “víctimas de la situación”, recreándose en sus emociones en lugar de resolver las cuestiones que le causan malestar. Así por ejemplo, ante verbalizaciones del tipo “Me siento fatal porque tengo que encontrar un piso nuevo; no puedo con la situación; qué nervioso e intranquilo estoy, no quiero hacerlo solo”, etcétera, la persona deberá aprender a sustituirlas por un autodiálogo más resolutivo, como, por ejemplo: “a pesar de que sienta cierta incertidumbre por tener que encontrar un piso nuevo, voy a comenzar a valorar las alternativas que tengo y hoy mismo comenzaré a visitar algunos”.
Este tipo de entrenamiento, ayudará al paciente a asumir que él es responsable de sus propias emociones, aumentando su tolerancia a la frustración e incrementando su nivel de autoestima de forma progresiva.

 Ahora puedes saber si eres un Peter Pan, piénsalo.





CONCLUSIÓN.
La verdadera madurez la tiene uno mismo, es cuando tenemos la capacidad de resolver nuestros propios problemas, sin comportarnos como niños y tener una idea clara de lo que queremos y nos convenga a todos.
En este trabajo lo que busco realmente, no es ver quién es el más maduro, sino interesarme en saber quién es capaz de actuar como si mismo, con la madurez necesaria cuando se le presenta un problema o una decisión importante.
Igual pude notar que las personas maduras no siempre son la mayores, como todo el mundo cree, también pude notar que no importa el sexo en la madurez puede estar presente en quien sea.
También note algo, que siempre hemos escuchado que la mayoría de las personas dicen que la mujer es más madura que el hombre y eso en parte es mentira porque como mencione antes la inmadurez está presente en todos, aunque si logre notar qué índice de maduren las mujeres es un poco más alto, aunque no por mucho.





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