viernes, 15 de noviembre de 2013

El Ciberbullying, un problema de empatía que termina en suicidio.


EL CIBERBULLYING, UN PROBLEMA DE EMPATIA QUE TERMINA EN SUICIDIO.

Por: Stephanie Pinzón Angeles.

1°B. Licenciatura en Psicología.

Universidad Autónoma de Campeche.




El acoso es viejo como la humanidad, pero hasta ahora la denigración, la vergüenza y la humillación de la víctima, quedaba en un contexto más o menos pequeño. 
Con el desarrollo de nuevas tecnologías, la interacción entre las personas es cada vez más rápida y efectiva. Desafortunadamente estas herramientas han favorecido a que los maltratos adquieran nuevas formas, sobrepasando los límites de los planteles educativos al ser utilizado el ciberespacio por los agresores, como escenario virtual para continuar abusos o iniciar nuevas formas de maltrato, dando lugar a este nuevo rostro de la violencia escolar, conocido como ciberbullying.
Las formas que puede adoptar el ciberbullying son muy variadas y sólo se encuentran limitadas por el manejo de la tecnología y por la imaginación de los que se dedican a acosar a sus pares. El anonimato, la no percepción directa del daño causado y la creación de alters o roles imaginarios en la red convierten al ciberbullying en un grave problema el cual produce un efecto psicológico devastador en sus víctimas, dañando su bienestar psíquico y su salud emocional.













El acoso y maltrato entre pares es un fenómeno que, lamentablemente, siempre ha estado presente de alguna manera en la vida escolar. 
En la mayoría de las escuelas siempre hay un chico o grupo de chicos que molesta a otro, lo acosan y aquello que comenzó siendo un mal chiste se puede transformar en un problema para esa persona.                                                                                                                  
Esta clase de problemas siguen existiendo en el ámbito escolar. Hoy además también existe una nueva problemática que se genera con las nuevas tecnologías, las cuáles han contribuido a que ésta problemática se multiplique dando cabida a un fenómeno mundial muy preocupante.
Se define al bullying como cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre compañeros de escuela, grupos de niños o jóvenes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. 
Cuando se utiliza el internet y las redes sociales como medio para la agresión, el fenómeno se denomina ciberbullying.
El ciberbullying o ciberacoso es el uso de los medios de comunicación para ejercer el acoso psicológico entre iguales. Se está ante un caso de ciberbullying cuando un joven o un grupo de jóvenes atormenta, amenaza, hostiga, humilla o molesta a otro/a mediante internet, redes sociales, celulares, videojuegos online, etc.
Para ser consideradas como ciberbullying ciertas prácticas de intimidación a través de Internet, deben tener en común el hacerse con la intención de dañar, el ejecutarse en forma repetitiva y el llevarse a cabo en una circunstancia donde el acosador ve a la víctima como alguien inferior a él.
El medio en que se genera el ciberbullying puede ser la transmisión de mensajes de texto a celulares, imágenes tomadas con las cámaras de los teléfonos, e-mails bajo una identidad falsa, chats en línea y páginas web dedicadas a la humillación de una persona específica. Las consecuencias de este abuso pueden ser devastadoras.

El ciberespacio facilita la intimidación. Es así que aquellas herramientas que normalmente se utilizan para mantenerse comunicado, hacer tareas o como entretenimiento en momentos de ocio se transforman en un objeto que facilita el acoso.
En más de una escuela han existido casos en los cuales un grupo de adolescentes crea un grupo, cuenta o página en alguna red social contra una persona determinada donde se dedican a maltratar, agredir e insultar a esa persona publicando comentarios que pueden ser leídos por todos. La agresión no es sólo verbal, también se pueden subir fotos o videos que comprometan o avergüencen a la víctima.

Las formas que adopta el ciberacoso son muy variadas, algunos ejemplos específicos podrían ser el subir a internet una imagen comprometedora (real o alterada mediante fotomontajes), publicar datos delicados, escribir comentarios sobre cosas que puedan perjudicar o avergonzar a la víctima, crear un perfil falso en nombre de la víctima en redes sociales o foros suplantando su identidad y haciendo creer a los demás que se trata de esa persona, usurpar su clave de correo electrónico para además de cambiarla de forma que no lo pueda consultar, leer los mensajes que llegan a su buzón  violando su intimidad, hacer circular rumores en los cuales a la víctima se le suponga un comportamiento reprochable, ofensivo o desleal provocando que la persona sea juzgada injustamente y de esta forma incitar a los demás a ser parte del odio y el acoso, enviar mensajes amenazantes por e-mail o SMS, etc.

Definitivamente Internet es el instrumento para hacer del bullying algo más evidente, más visible, más público y que causa una humillación extrema. Los agresores disfrutan de un anonimato total, además al ser la web un espacio libre es difícil de regular y castigar. Internet es un medio donde las personas, en parte por preservar su privacidad, y en parte por las características del mismo, utilizan nicks o nombres de usuario y muchas veces, inventan perfiles y características personales falsas.

El problema es cuando un usuario decide crear una persona que no existe con datos falsos con la finalidad de acosar, engañar o maltratar a otra, sin considerar las graves consecuencias que este acto puede acarrear.

Es una de las formas de acoso más perversas, malintencionadas y que más sufrimiento produce en sus víctimas, las personas que lo sufren se convierten en seres inseguros, depresivos, solitarios e infelices cuyo rendimiento escolar se ve profundamente afectado.
Lo realmente preocupante es que cualquiera está expuesto a este fenómeno aunque los  ciberacosadores suelen centrarse en aquellos niños y jóvenes que son diferentes física o emocionalmente.

El agresor suele ser un reflejo de su situación en casa o de los problemas que tiene para relacionarse con los demás. En el caso de las acosadoras, este comportamiento suele ser síntoma de un bajo nivel de autoestima, al contrario de los acosadores, quienes mayormente presentan un concepto de sí mismos demasiado alto. La baja autoestima es una consecuencia importante tanto para las víctimas como para los agresores; pero también puede ser una causa para involucrarse en este fenómeno. Otras causas que se han identificado son dificultades académicas, problemas de comportamiento y, en casos extremos, conducta criminal.
 Según se ha observado, los jóvenes que están frustrados y enojados, al igual que los que presentan mayor tensión, estrés o ansiedad, son significativamente más propensos a acosar a otros mediante bullying o ciberbullying.

La conducta de maltrato y acoso entre pares es muy difícil de detectar. Es por eso que es importante que los familiares y amigos estén muy atentos a los cambios de humor de sus seres queridos. Que observen alguna actitud extraña o impropia y sigan indagando.
Algunos síntomas característicos del joven o niño acosado que deben ser considerados son por ejemplo el no querer asistir a clases, el comportarse con irritabilidad o nerviosismo, mostrar cambios repentinos de humor, presentar síntomas de tristeza y depresión, no tener ganas de ver a sus amigos ni de salir de casa, la falta de integración con sus compañeros o poca sociabilidad, el descenso del rendimiento académico, entre otros.

Por desgracia, los efectos del ciberbullying no son menos graves que los del bullying. Aunque no haya agresiones físicas, las consecuencias psicológicas pueden ser incluso mayores. En varios países ya se han producido suicidios por esta causa. Los efectos que puede tener un comentario humillante y malicioso en una página web que todo el mundo, en sentido literal, puede ver son terribles para la autoestima de una persona. La rapidez y el alcance de Internet hacen que las agresiones sean sencillas de realizar, que sean protegidas por el anonimato que se tiene y que no se perciba el daño causado al no ver a la víctima y por lo tanto no sentir culpa ni empatía haciendo que éstas tengan unos efectos devastadores.

Dado que el ciberespacio supone para las personas y en especial para los jóvenes un entorno para desenvolverse socialmente al que no se puede renunciar y que le acompaña en el resto de contextos (hogar, centro escolar, calle) no hay manera de crear distancia con quien acosa. Es inútil incluso encerrarse en casa o dejar de ir a la escuela. Están ahí siempre, no hace falta coincidir en sitios u horas. El acoso llega en forma de email o SMS, en el Facebook, como aliado en un juego online, en fin.

Esto lleva a la víctima a vivir momentos de enojo, deseos de venganza y angustia, que afectan su salud física y mental y esto repercute en un bajo rendimiento escolar. En casos extremos el daño emocional los transporta por caminos depresivos cuyo destino final es el suicidio.
Las consecuencias a corto, medio y largo plazo que produce el ciberbullying, dañan la realidad personal, psicológica y social tanto del agresor como de la víctima y el testigo.

El ciberacoso provoca una mayor inseguridad a la víctima, ya que al ser un fenómeno más público que el bullying, no se siente segura en ningún sitio por miedo a ser reconocida allá donde va y por ende, acosada, la propagación de la agresión llega a límites mayores que el bullying puesto que permite que la agresión sea vista por un mayor número de personas y que además pueda ser permanente en la web, por lo que también la humillación de la víctima es más profunda y considerable.

También crea conciencias malévolas y carentes de empatía, sobre todo en el caso del testigo ya que teniendo conocimiento de casos de ciberbullying, lo acepta y se mantiene en silencio.
Al navegar por internet puede notarse que últimamente  los jóvenes ya no cuentan con la habilidad de “ponerse en el lugar del otro” por lo que subestiman el daño que le hacen a los demás, este constante descuido sobre las emociones de las otras personas genera graves y constantes casos de agresión y acoso entre ellos.

Los especialistas concluyen que la formación de la empatía y los valores debe desarrollarse en la familia, en lo cual por lo que se puede percibir nuestra sociedad  está fallando.
La empatía lo que hace es saber que lo que a la otra persona le pasa, no nos gustaría que nos pase a nosotros, es lo que comúnmente llamamos “ponernos en los zapatos del otro”. El ciberbullying es un claro ejemplo de que la familia y en sí toda la sociedad está fallando en inculcar éstos valores a las nuevas generaciones.
La sociedad cada vez se vuelve menos empática, esto significa que el ciberbullying seguirá existiendo, quizá cada vez con más frecuencia si no se toman medidas pronto y por tanto conocer algunas formas para prevenir o saber que decisiones tomar frente a situaciones de acoso es muy importante.

Si se está en una situación de ciberbullying  lo mejor es contárselo a alguien en quien confíes, el hablar con tus padres, amigos, un profesor o alguna organización que te pueda ayudar, es el primer paso que se debería dar. También es importante no contestar a mensajes que traten de intimidar o hacer sentir mal, con ello probablemente se conseguirá caer en el juego del acosador.
Guardar las pruebas del acoso durante todo el tiempo, sea cual sea la forma en que éste se manifieste puede ser de gran ayuda. Si no queremos recibir comentarios negativos simplemente hay que bloquear a quien los envía, no se tiene  porque aguantar a alguien que te está hostigando. Pero tampoco hay que ser prejuiciosos, puede que ni las circunstancias ni las personas que parecen implicadas sean como aparentan.
Un punto importante es que cuanto más se sepa de uno, más vulnerable se es y más variado y fuerte es el daño que pueden causarte. Es momento, por lo tanto, de cerrar las puertas de tu vida online a personas que no son de plena confianza. El navegar por internet supone que se está en un lugar donde la información se hace pública, aunque no siempre parezca así, aunque siendo honestos la privacidad en la web solo es una utopía.
Al final si el acoso no cede, se deben tomar medidas legales y denunciar los problemas a la gente que pueda hacer algo al respecto.

Algunos datos importantes sobre el ciberbullying en el país nos dicen, según un estudio realizado por la Secretaría de Educación Pública, que en México, el 37% de los usuarios de Internet oscilan entre los 12 y 18 años de edad, y todos ellos son potenciales víctimas de acoso. Cerca del 90% de los estudiantes ha sido testigo, actor o víctima de ciberbullying. Cerca del 40% de los alumnos han tenido algún tipo de contacto con el ciberbullying y se estima que uno de cada cuatro estudiantes está involucrado en este problema.
Otros datos arrojan que en México, el 22.6% de los estudiantes de preparatoria fueron insultados vía Internet y 11.4% fueron acosados sexualmente en línea y que el 40% de los estudiantes de primaria y secundaria han sido víctimas de violencia, el 90% en algún momento de sus vidas han sufrido acoso. Del total de los casos de bullying, actualmente, el 80% son llevados a los medios electrónicos y lamentablemente el 50% de las víctimas no comunica a nadie sobre la problemática o rara vez lo hacen, lo que implica un riesgo mayor de volver a ser acosado.

Como he expuesto anteriormente, es importante comunicarle a alguna persona de confianza si se está siendo víctima de agresiones en la web, guardarse para uno mismo el problema solo hace que éste empeore y algunas de las consecuencias más graves generadas por el ciberbullying son la depresión, las ideas suicidas y, en el peor de los casos, los intentos suicidas u homicidas.

La problemática del suicidio se torna más compleja aún, ya que las redes sociales son un nuevo factor que tiende a provocar que los adolescentes y jóvenes además de aislarse, opten por quitarse la vida. Y es que cuando se carece de valores y apoyo familiar, en los jóvenes empieza una agresión a su propia persona y empiezan a sentir que ya no hay una salida a la situación que actualmente se vive y lo peor de todo, tienden a exagerar la situación que los aqueja.
Una persona joven o niño que sufre este tipo de situaciones, de violaciones de su intimidad, de acoso cuando no tiene la madurez mental para defenderse, queda marcada, seguramente para toda la vida.
Ante la falta de una oportunidad para resolver su situación, piensan que no hay otra salida más que el suicidio.
Estos casos de acoso que inducen al suicidio se producen con una frecuencia alarmante.
Esta problemática debería preocuparnos ya que en cuanto al alto índice de suicidios en el estado, la entidad está entre los primeros cinco lugares de prevalencia de suicidio consumado en el país y los municipios con más casos son Campeche, Carmen, Champotón, Escárcega y Candelaria.
El bullying y el ciberbullying van en aumento y es causa de crecientes estadísticas de suicidios en el país, uno de cada seis jóvenes que ha sido víctima de estas agresiones, se suicida.
Especialistas y estadísticas (Datos del INEGI) apuntan a esta como la segunda causa de muerte en el país después de las enfermedades del corazón y cardiovasculares.
Según datos oficiales, cada día, en promedio, al menos 20 personas en el país intentan suicidarse y por cada una que lo consigue se afectan al menos 6 personas cercanas.
En las tres últimas décadas, la tasa de suicidios en México se cuadruplicó al pasar de dos por cada 100 mil habitantes a 7.6, hasta el 2011, según las últimas cifras disponibles.
El 42% de los casos de suicidio se registró en jóvenes entre 15 y 24 años de edad, cada 24 horas fallecen alrededor de 16 personas jóvenes por esta causa.
Según el organismo, el número de casos de acoso o bullying en el país ha aumentado y afecta a 40% de los 18 millones 781 mil 875 alumnos en instituciones educativas públicas y privadas.
Estas estadísticas son realmente alarmantes, el ciberbullying sin duda debería ser más estudiado pero principalmente, debería ser regulado y castigado.
Es una forma de agresión realmente cruel que destruye psicológicamente a la persona hasta llevarla al límite, haciendo que tome decisiones aún peores como es el suicidio.
Son bien conocidos algunos casos de ciberbullying que terminaron en suicidio, un ejemplo de esto es el caso de Amanda Todd, una chica de 15 años que fue víctima de bullying y ciberbullying por parte de un hombre desconocido que conoció en internet y posteriormente de sus compañeros de escuela, antes de suicidarse subió a YouTube un video contando su historia.
La crueldad y dureza de la situación crea en la mente de la persona pensamientos suicidas que en momentos de fatiga emocional o debilidad pueden ser llevados a cabo.

 El ciberbullying  es una práctica que destruye el autoestima y en ocasiones acaba llevando a la víctima por el camino del suicidio, se caracteriza por ser omnipresente, está por todos lados, muchos tienen dispositivos móviles (celulares, laptop, Ipad), es visible para todos, es viral debido a la popularidad y el constante uso de las redes sociales que permiten la difusión de los mensajes de acoso y es serio, porque las consecuencias pueden ser muy graves, como la muerte.

México ya encabeza los primeros lugares en ciberbullying y en suicidio, sin embargo, no existe una ley que prohíba y castigue éstos fenómenos que cada día atacan a menores de edad y jóvenes.

Sin embargo la sociedad puede ayudar a disminuir este problema con algo tan simple y que debería ser usual practicar como son los valores, la empatía, es de suponer que nadie querría vivir una situación así, entonces… ¿Por qué causarle daño a los demás?, ¿Con qué derecho?
La situación mejoraría si la sociedad dejara a un lado sus prejuicios y comenzara a ponerse en los zapatos de los demás.



  


El problema del ciberbullying es una cuestión de educación y valores ya que se ha perdido el respeto, la responsabilidad, la empatía, la tolerancia y la honestidad que ayudan a crear en los jóvenes un juicio moral donde ellos pueden reconocer lo que es correcto o cuando se están transgrediendo los derechos de otra persona.
Se debe tomar conciencia de los peligros que existen y tomar las medidas necesarias para prevenirlos. Para lograrlo es importante que los jóvenes no sólo estén informados sobre la existencia del ciberbullying sino que además puedan confiar en los adultos, amigos y familiares para poder contarles si se está siendo acosado.
El ciberbullying es una realidad, por lo que es urgente la creación de programas educativos y la creación de leyes para regir estas conductas, para encarar este problema.








BIBLIOGRAFIA.

Libros.

Olweus, D. (1998). Conductas de acoso y amenaza entre escolares. Ediciones Morata.

Lucio López, L. A (2008). Legislar para enfrentar la violencia en las aulas.

Defensor del Pueblo (2006). Violencia Escolar: El maltrato entre iguales.

CYBER BULLYING. El acoso escolar en la era digital. Robin Kowalski - Susan Limber - Patricia Agatson.


Artículos en la web.







No hay comentarios:

Publicar un comentario