EL CIBERBULLYING, UN PROBLEMA DE EMPATIA QUE TERMINA EN SUICIDIO.
Por: Stephanie Pinzón Angeles.
1°B. Licenciatura en Psicología.
Universidad Autónoma de Campeche.
El acoso es viejo como la
humanidad, pero hasta ahora la denigración, la vergüenza y la humillación de la
víctima, quedaba en un contexto más o menos pequeño.
Con el desarrollo de
nuevas tecnologías, la interacción entre las personas es cada vez más rápida y
efectiva. Desafortunadamente estas herramientas han favorecido a que los
maltratos adquieran nuevas formas, sobrepasando los límites de los planteles educativos
al ser utilizado el ciberespacio por los agresores, como escenario virtual para
continuar abusos o iniciar nuevas formas de maltrato, dando lugar a este nuevo
rostro de la violencia escolar, conocido como ciberbullying.
Las formas que
puede adoptar el ciberbullying son muy variadas y sólo se encuentran limitadas
por el manejo de la tecnología y por la imaginación de los que se dedican a
acosar a sus pares. El anonimato, la no percepción directa del daño causado y
la creación de alters o roles imaginarios en la red convierten al ciberbullying
en un grave problema el cual produce un
efecto psicológico devastador en sus víctimas, dañando su bienestar psíquico y
su salud emocional.
El acoso y maltrato entre
pares es un fenómeno que, lamentablemente, siempre ha estado presente de alguna
manera en la vida escolar.
En la mayoría de las escuelas siempre hay un chico o
grupo de chicos que molesta a otro, lo acosan y aquello que comenzó siendo un
mal chiste se puede transformar en un problema para esa persona.
Esta clase de problemas siguen existiendo en el ámbito escolar. Hoy
además también existe una nueva problemática que se genera con las nuevas
tecnologías, las cuáles han contribuido a que ésta problemática se multiplique dando
cabida a un fenómeno mundial muy preocupante.
Se define al bullying como
cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre
compañeros de escuela, grupos de niños o jóvenes de forma reiterada a lo largo
de un tiempo determinado.
Cuando se utiliza el internet y las redes sociales como
medio para la agresión, el fenómeno se denomina ciberbullying.
El ciberbullying o
ciberacoso es el uso de los medios de comunicación para ejercer el acoso
psicológico entre iguales. Se está ante un caso de ciberbullying cuando un
joven o un grupo de jóvenes atormenta, amenaza, hostiga, humilla o molesta a
otro/a mediante internet, redes sociales, celulares, videojuegos online, etc.
Para ser consideradas como
ciberbullying ciertas prácticas de intimidación a través de Internet, deben
tener en común el hacerse con la intención de dañar, el ejecutarse en forma
repetitiva y el llevarse a cabo en una circunstancia donde el acosador ve a la
víctima como alguien inferior a él.
El medio en que se genera el
ciberbullying puede ser la transmisión de mensajes de texto a celulares,
imágenes tomadas con las cámaras de los teléfonos, e-mails bajo una identidad
falsa, chats en línea y páginas web dedicadas a la humillación de una persona
específica. Las consecuencias de este abuso pueden ser devastadoras.
El ciberespacio facilita la
intimidación. Es así que aquellas herramientas que normalmente se utilizan para
mantenerse comunicado, hacer tareas o como entretenimiento en momentos de ocio se
transforman en un objeto que facilita el acoso.
En más de una escuela han
existido casos en los cuales un grupo de adolescentes crea un grupo, cuenta o
página en alguna red social contra una persona determinada donde se dedican a
maltratar, agredir e insultar a esa persona publicando comentarios que pueden
ser leídos por todos. La agresión no es sólo verbal, también se pueden subir fotos
o videos que comprometan o avergüencen a la víctima.
Las formas que adopta el
ciberacoso son muy variadas, algunos ejemplos específicos podrían ser el subir
a internet una imagen comprometedora (real o alterada mediante fotomontajes), publicar
datos delicados, escribir comentarios sobre cosas que puedan perjudicar o
avergonzar a la víctima, crear un perfil falso en nombre de la víctima en redes
sociales o foros suplantando su identidad y haciendo creer a los demás que se
trata de esa persona, usurpar su clave de correo electrónico para además de
cambiarla de forma que no lo pueda consultar, leer los mensajes que llegan a su
buzón violando su intimidad, hacer
circular rumores en los cuales a la víctima se le suponga un comportamiento
reprochable, ofensivo o desleal provocando que la persona sea juzgada
injustamente y de esta forma incitar a los demás a ser parte del odio y el
acoso, enviar mensajes amenazantes por e-mail o SMS, etc.
Definitivamente Internet es
el instrumento para hacer del bullying algo más evidente, más visible, más público
y que causa una humillación extrema. Los agresores disfrutan de un anonimato
total, además al ser la web un espacio libre es difícil de regular y castigar.
Internet es un medio donde las personas, en parte por preservar su privacidad,
y en parte por las características del mismo, utilizan nicks o nombres de
usuario y muchas veces, inventan perfiles y características personales falsas.
El problema es cuando un
usuario decide crear una persona que no existe con datos falsos con la finalidad
de acosar, engañar o maltratar a otra, sin considerar las graves consecuencias
que este acto puede acarrear.
Es una de las formas de
acoso más perversas, malintencionadas y que más sufrimiento produce en sus
víctimas, las personas que lo sufren se convierten en seres inseguros, depresivos,
solitarios e infelices cuyo rendimiento escolar se ve profundamente afectado.
Lo realmente preocupante es
que cualquiera está expuesto a este fenómeno aunque los ciberacosadores suelen centrarse en aquellos
niños y jóvenes que son diferentes física o emocionalmente.
El agresor suele ser un
reflejo de su situación en casa o de los problemas que tiene para relacionarse
con los demás. En el caso de las acosadoras, este comportamiento suele ser
síntoma de un bajo nivel de autoestima, al contrario de los acosadores, quienes
mayormente presentan un concepto de sí mismos demasiado alto. La baja
autoestima es una consecuencia importante tanto para las víctimas como para los
agresores; pero también puede ser una causa para involucrarse en este fenómeno.
Otras causas que se han identificado son dificultades académicas, problemas de
comportamiento y, en casos extremos, conducta criminal.
Según se ha observado,
los jóvenes que están frustrados y enojados, al igual que los que presentan
mayor tensión, estrés o ansiedad, son significativamente más propensos a acosar
a otros mediante bullying o ciberbullying.
La conducta de maltrato y
acoso entre pares es muy difícil de detectar. Es por eso que es importante que
los familiares y amigos estén muy atentos a los cambios de humor de sus seres
queridos. Que observen alguna actitud extraña o impropia y sigan indagando.
Algunos síntomas
característicos del joven o niño acosado que deben ser considerados son por
ejemplo el no querer asistir a clases, el comportarse con irritabilidad o
nerviosismo, mostrar cambios repentinos de humor, presentar síntomas de
tristeza y depresión, no tener ganas de ver a sus amigos ni de salir de casa,
la falta de integración con sus compañeros o poca sociabilidad, el descenso del
rendimiento académico, entre otros.
Por desgracia, los efectos
del ciberbullying no son menos graves que los del bullying. Aunque no haya
agresiones físicas, las consecuencias psicológicas pueden ser incluso mayores.
En varios países ya se han producido suicidios por esta causa. Los efectos que puede
tener un comentario humillante y malicioso en una página web que todo el mundo,
en sentido literal, puede ver son terribles para la autoestima de una persona.
La rapidez y el alcance de Internet hacen que las agresiones sean sencillas de
realizar, que sean protegidas por el anonimato que se tiene y que no se perciba
el daño causado al no ver a la víctima y por lo tanto no sentir culpa ni
empatía haciendo que éstas tengan unos efectos devastadores.
Dado que el ciberespacio supone
para las personas y en especial para los jóvenes un entorno para desenvolverse
socialmente al que no se puede renunciar y que le acompaña en el resto de
contextos (hogar, centro escolar, calle) no hay manera de crear distancia con
quien acosa. Es inútil incluso encerrarse en casa o dejar de ir a la escuela.
Están ahí siempre, no hace falta coincidir en sitios u horas. El acoso llega en
forma de email o SMS, en el Facebook, como aliado en un juego online, en fin.
Esto lleva a la víctima a
vivir momentos de enojo, deseos de venganza y angustia, que afectan su salud
física y mental y esto repercute en un bajo rendimiento escolar. En casos
extremos el daño emocional los transporta por caminos depresivos cuyo destino
final es el suicidio.
Las consecuencias a corto,
medio y largo plazo que produce el ciberbullying, dañan la realidad personal,
psicológica y social tanto del agresor como de la víctima y el testigo.
El ciberacoso provoca una
mayor inseguridad a la víctima, ya que al ser un fenómeno más público que el
bullying, no se siente segura en ningún sitio por miedo a ser reconocida allá
donde va y por ende, acosada, la propagación de la agresión llega a límites
mayores que el bullying puesto que permite que la agresión sea vista por un
mayor número de personas y que además pueda ser permanente en la web, por lo
que también la humillación de la víctima es más profunda y considerable.
También crea conciencias
malévolas y carentes de empatía, sobre todo en el caso del testigo ya que
teniendo conocimiento de casos de ciberbullying, lo acepta y se mantiene en
silencio.
Al navegar por internet
puede notarse que últimamente los
jóvenes ya no cuentan con la habilidad de “ponerse en el lugar del otro” por lo
que subestiman el daño que le hacen a los demás, este constante descuido sobre
las emociones de las otras personas genera graves y constantes casos de
agresión y acoso entre ellos.
Los especialistas concluyen
que la formación de la empatía y los valores debe desarrollarse en la familia,
en lo cual por lo que se puede percibir nuestra sociedad está fallando.
La empatía lo que hace es
saber que lo que a la otra persona le pasa, no nos gustaría que nos pase a
nosotros, es lo que comúnmente llamamos “ponernos en los zapatos del otro”. El
ciberbullying es un claro ejemplo de que la familia y en sí toda la sociedad está
fallando en inculcar éstos valores a las nuevas generaciones.
La sociedad cada vez se
vuelve menos empática, esto significa que el ciberbullying seguirá existiendo,
quizá cada vez con más frecuencia si no se toman medidas pronto y por tanto conocer
algunas formas para prevenir o saber que decisiones tomar frente a situaciones
de acoso es muy importante.
Si se está en una situación
de ciberbullying lo mejor es contárselo
a alguien en quien confíes, el hablar con tus padres, amigos, un profesor o alguna
organización que te pueda ayudar, es el primer paso que se debería dar. También
es importante no contestar a mensajes que traten de intimidar o hacer sentir
mal, con ello probablemente se conseguirá caer en el juego del acosador.
Guardar las pruebas del
acoso durante todo el tiempo, sea cual sea la forma en que éste se manifieste
puede ser de gran ayuda. Si no queremos recibir comentarios negativos
simplemente hay que bloquear a quien los envía, no se tiene porque aguantar a alguien que te está
hostigando. Pero tampoco hay que ser prejuiciosos, puede que ni las
circunstancias ni las personas que parecen implicadas sean como aparentan.
Un punto importante es que
cuanto más se sepa de uno, más vulnerable se es y más variado y fuerte es el
daño que pueden causarte. Es momento, por lo tanto, de cerrar las puertas de tu
vida online a personas que no son de plena confianza. El navegar por internet supone
que se está en un lugar donde la información se hace pública, aunque no siempre
parezca así, aunque siendo honestos la privacidad en la web solo es una utopía.
Al final si el acoso no
cede, se deben tomar medidas legales y denunciar los problemas a la gente que
pueda hacer algo al respecto.
Algunos datos importantes
sobre el ciberbullying en el país nos dicen, según un estudio realizado por la Secretaría
de Educación Pública, que en México, el 37% de los usuarios de Internet oscilan
entre los 12 y 18 años de edad, y todos ellos son potenciales víctimas de
acoso. Cerca del 90% de los estudiantes ha sido testigo, actor o víctima de
ciberbullying. Cerca del 40% de los alumnos han tenido algún tipo de contacto
con el ciberbullying y se estima que uno de cada cuatro estudiantes está
involucrado en este problema.
Otros datos arrojan que en
México, el 22.6% de los estudiantes de preparatoria fueron insultados vía
Internet y 11.4% fueron acosados sexualmente en línea y que el 40% de los
estudiantes de primaria y secundaria han sido víctimas de violencia, el 90% en
algún momento de sus vidas han sufrido acoso. Del total de los casos de
bullying, actualmente, el 80% son llevados a los medios electrónicos y lamentablemente
el 50% de las víctimas no comunica a nadie sobre la problemática o rara vez lo
hacen, lo que implica un riesgo mayor de volver a ser acosado.
Como he expuesto anteriormente,
es importante comunicarle a alguna persona de confianza si se está siendo
víctima de agresiones en la web, guardarse para uno mismo el problema solo hace
que éste empeore y algunas de las consecuencias más graves generadas por el
ciberbullying son la depresión, las ideas suicidas y, en el peor de los casos,
los intentos suicidas u homicidas.
La problemática del suicidio
se torna más compleja aún, ya que las redes sociales son un nuevo factor que
tiende a provocar que los adolescentes y jóvenes además de aislarse, opten por
quitarse la vida. Y es que cuando se carece de valores y apoyo familiar, en los
jóvenes empieza una agresión a su propia persona y empiezan a sentir que ya no
hay una salida a la situación que actualmente se vive y lo peor de todo,
tienden a exagerar la situación que los aqueja.
Una persona joven o niño que
sufre este tipo de situaciones, de violaciones de su intimidad, de acoso cuando
no tiene la madurez mental para defenderse, queda marcada, seguramente para
toda la vida.
Ante la falta de una
oportunidad para resolver su situación, piensan que no hay otra salida más que
el suicidio.
Estos casos de acoso que
inducen al suicidio se producen con una frecuencia alarmante.
Esta problemática debería
preocuparnos ya que en cuanto al alto índice de suicidios en el estado, la
entidad está entre los primeros cinco lugares de prevalencia de suicidio
consumado en el país y los municipios con más casos son Campeche, Carmen,
Champotón, Escárcega y Candelaria.
El bullying y el
ciberbullying van en aumento y es causa de crecientes estadísticas de suicidios
en el país, uno de cada seis jóvenes que ha sido víctima de estas agresiones,
se suicida.
Especialistas y estadísticas
(Datos del INEGI) apuntan a esta como la segunda causa de muerte en el país
después de las enfermedades del corazón y cardiovasculares.
Según datos oficiales, cada
día, en promedio, al menos 20 personas en el país intentan suicidarse y por
cada una que lo consigue se afectan al menos 6 personas cercanas.
En las tres últimas décadas,
la tasa de suicidios en México se cuadruplicó al pasar de dos por cada 100 mil
habitantes a 7.6, hasta el 2011, según las últimas cifras disponibles.
El 42% de los casos de
suicidio se registró en jóvenes entre 15 y 24 años de edad, cada 24 horas
fallecen alrededor de 16 personas jóvenes por esta causa.
Según el organismo, el
número de casos de acoso o bullying en el país ha aumentado y afecta a 40% de
los 18 millones 781 mil 875 alumnos en instituciones educativas públicas y
privadas.
Estas estadísticas son
realmente alarmantes, el ciberbullying sin duda debería ser más estudiado pero
principalmente, debería ser regulado y castigado.
Es una forma de agresión
realmente cruel que destruye psicológicamente a la persona hasta llevarla al
límite, haciendo que tome decisiones aún peores como es el suicidio.
Son bien conocidos algunos
casos de ciberbullying que terminaron en suicidio, un ejemplo de esto es el
caso de Amanda Todd, una chica de 15 años que fue víctima de bullying y
ciberbullying por parte de un hombre desconocido que conoció en internet y
posteriormente de sus compañeros de escuela, antes de suicidarse subió a YouTube
un video contando su historia.
La crueldad y dureza de la
situación crea en la mente de la persona pensamientos suicidas que en momentos
de fatiga emocional o debilidad pueden ser llevados a cabo.
El ciberbullying es una práctica que destruye el autoestima y
en ocasiones acaba llevando a la víctima por el camino del suicidio, se
caracteriza por ser omnipresente, está por todos lados, muchos tienen
dispositivos móviles (celulares, laptop, Ipad), es visible para todos, es viral
debido a la popularidad y el constante uso de las redes sociales que permiten
la difusión de los mensajes de acoso y es serio, porque las consecuencias
pueden ser muy graves, como la muerte.
México ya encabeza los primeros
lugares en ciberbullying y en suicidio, sin embargo, no existe una ley que
prohíba y castigue éstos fenómenos que cada día atacan a menores de edad y
jóvenes.
Sin embargo la sociedad
puede ayudar a disminuir este problema con algo tan simple y que debería ser
usual practicar como son los valores, la empatía, es de suponer que nadie
querría vivir una situación así, entonces… ¿Por qué causarle daño a los demás?,
¿Con qué derecho?
La situación mejoraría si la
sociedad dejara a un lado sus prejuicios y comenzara a ponerse en los zapatos
de los demás.
El problema del
ciberbullying es una cuestión de educación y valores ya que se ha perdido el
respeto, la responsabilidad, la empatía, la tolerancia y la honestidad que
ayudan a crear en los jóvenes un juicio moral donde ellos pueden reconocer lo
que es correcto o cuando se están transgrediendo los derechos de otra persona.
Se debe tomar conciencia de
los peligros que existen y tomar las medidas necesarias para prevenirlos. Para
lograrlo es importante que los jóvenes no sólo estén informados sobre la
existencia del ciberbullying sino que además puedan confiar en los adultos,
amigos y familiares para poder contarles si se está siendo acosado.
El ciberbullying es una
realidad, por lo que es urgente la creación de programas educativos y la
creación de leyes para regir estas conductas, para encarar este problema.
BIBLIOGRAFIA.
Libros.
Olweus, D. (1998). Conductas
de acoso y amenaza entre escolares. Ediciones Morata.
Lucio López, L. A (2008).
Legislar para enfrentar la violencia en las aulas.
Defensor del Pueblo (2006). Violencia
Escolar: El maltrato entre iguales.
CYBER BULLYING. El acoso
escolar en la era digital. Robin
Kowalski - Susan Limber - Patricia Agatson.
Artículos en la web.
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