sábado, 16 de noviembre de 2013

Suicidio de jóvenes o adolescentes en campeche



 Universidad Autónoma de Campeche
Facultad de Humanidades
Licenciatura en literatura
EL suicidio  de jóvenes
o adolescentes en Campeche.
Por:Abner Edrei González Miss









El suicidio es el acto por el que un individuo, deliberadamente, se provoca la muerte.
Se estima que las dos terceras partes de quienes se quitan la vida sufren depresión y que los parientes de los suicidas tienen un riesgo más elevado (hasta cinco veces más) de padecer tendencias al respecto. Los padecimientos psíquicos se encuentran presentes en 9 de cada 10 casos de suicidio; entre ellos, aparte de la depresión se encuentran también los trastornos de ansiedad y las adicciones.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), las enfermedades mentales, principalmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales constituyen importantes factores de riesgo de suicidio.

De acuerdo con estadísticas recientes publicadas por la Organización Panamericana de la Salud y por la Organización Mundial de la Salud el suicidio es una de las tres principales causas de mortalidad en todo el mundo, entre personas de 15 a 34 años de edad. Se estima que cada año mueren por su propia mano un millón de personas, lo cual deja ver una tendencia alarmante, que ha llevado a apuntar al suicidio como un serio problema de salud pública en diversos países.
En este contexto, la conducta suicida en sus diferentes formas también representa un asunto de salud pública de grandes proporciones en México, pues en los últimos años el número de personas que realizan este acto creció significativamente. Según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 1995, el total de suicidios, a escala nacional fue de dos mil 428, mientras que para el año 2007 se registraron tres mil 620 casos, de los cuales más de un tercio correspondió a menores de 24 años de edad.
Entre las Estados en donde se apunta un aumento en la cifra de suicidios se encuentra  Campeche, que en 2005 registró 57 casos, los que se elevaron  a 78 en 2009 (PGJE)

Factores de Riesgo Suicida en la Adolescencia
 Los adolescentes que intentan el suicidio o se suicidarán se caracterizan por tener diversos factores de riesgo para esta conducta, entre los que se encuentran:
•        Provenir de medios familiares con desventaja social y bajos grados de estudio.
•        Estar más expuestos a situaciones familiares desfavorables que condicionan una niñez infeliz.
•        Presentar mayor psicopatología, incluyendo depresión, abuso de sustancias y conducta antisocial así como baja autoestima, impulsividad, desesperanza y rigidez cognitiva.
•        Mayor exposición a situaciones de riesgo suicida o eventos vitales suicidógenos como las relaciones humanas turbulentas, los amores contrariados o problemas con las autoridades policiales.
Desarrollare cada uno de estos aspectos por separado para que el lector pueda conocerlos en detalle.
Factores culturales y sociodemográficos
Los problemas socioeconómicos, la baja educación y el desempleo son factores de riesgo para el comportamiento suicida pues limitan la participación social activa del adolescente, impiden la satisfacción de las necesidades más elementales y coartan la libertad de quienes los padecen.
Los factores asociados a la cultura adquieren una importancia fundamental en la conducta suicida entre las minorías étnicas, quienes se ven sometidos a un proceso de colonizaje cultural con pérdida de la identidad y sus costumbres y también se hace patente entre los inmigrantes. Oberg fue el primero en utilizar el término “shock cultural” para referirse al proceso de adaptación del inmigrante, el cual se caracteriza por:
•        Esfuerzos constantes por lograr adaptarse a la nueva cultura.
•        Sentimientos de pérdida y pena, motivados por los recuerdos de los amigos, familiares, la profesión, las posesiones y cuanto se ha dejado atrás.
•        Sentimientos de ser rechazado por los miembros de la nueva cultura.
•        Confusión en el rol, las expectativas, los valores y la identidad ante la nueva cultura.
•        Sorpresa, angustia, disgusto e indignación ante las diferencias culturales a las que debe adaptarse.
•        Sentimientos de no ser capaz de adaptarse a la nueva cultura.
Entre las razones que pueden contribuir al suicidio de los adolescentes de estos grupos poblacionales se encuentran extrañar la tierra natal y sus costumbres, problemas con la pareja, infelicidad, baja autoestima, carencia de amigos o familiares, el aislamiento social y la falta de comunicación por las barreras que impone el idioma en caso que el país receptor difiera del natal.
Un proceso de este tipo, aunque con menos diferencias, puede desencadenarse en el curso de migraciones internas, cuando se trasladan las familias, en busca de oportunidades, desde las zonas rurales a las urbanas o de las provincias o departamentos a las capitales. La mudanza o migración interna, puede ser un factor de riesgo de suicidio de importancia en la adolescencia, principalmente cuando no se logra la adaptación creativa al nuevo entorno.
Situación familiar y eventos vitales adversos
     La situación de la familia del adolescente suicida garantiza su infelicidad e impide su crecimiento emocional, pues son comunes:
•        Presencia de padres con trastornos mentales.
•        Consumo excesivo de alcohol, abuso de sustancias y otras conductas no sociales en algunos de sus miembros.
•        Antecedentes familiares de suicidio o intentos de suicidio y permisividad o aceptación de esta conducta como forma de afrontamiento.
•        Violencia familiar entre sus miembros, incluyendo el abuso físico y sexual.
•        Pobre comunicación entre los integrantes de la familia.
•        Dificultades para prodigar cuidados a los que los requieren.
•        Frecuentes riñas, disputas y otras manifestaciones de agresividad en las que se involucran los miembros de la familia, convirtiéndose en generadores de tensión y agresividad.
•        Separación de los padres por muerte, separación o divorcio.
•        Frecuentes cambios de domicilio a diferentes áreas.
•        Rigidez familiar, con dificultades para intercambiar criterios con las generaciones más jóvenes.
•        Situación de aglomeración, lo que en ocasiones se traduce por la convivencia de varias generaciones en un breve espacio, lo cual impide la intimidad y la soledad creativa de sus miembros.
•        Dificultades para demostrar afectos en forma de caricias, besos, abrazos y otras manifestaciones de ternura.
•        Autoritarismo o pérdida de la autoridad entre los padres.
•        Inconsistencia de la autoridad, permitiendo conductas que han sido anteriormente reprobadas.
•        Incapacidad de los padres para escuchar las inquietudes del adolescente y desconocimiento de las necesidades biopsicosociales.
•        Incapacidad de apoyar plena y adecuadamente a sus miembros en situaciones de estrés.
•        Exigencias desmedidas o total falta de exigencia con las generaciones más jóvenes.
•        Llamadas de atención al adolescente que generalmente adquieren un carácter humillante.
•        Si los padres están divorciados pero conviven en el mismo domicilio, el adolescente es utilizado como punta de lanza de uno de ellos contra el otro y se le trata de crear una imagen desfavorable del padre o madre  en contra de quien se ha realizado la alianza.
•        Incapacidad para abordar los temas relacionados con la sexualidad del adolescente, la selección vocacional y las necesidades de independencia.
 Los elementos abordados con anterioridad son muy frecuentes en las familias de los adolescentes con riesgo suicida, pero no son los únicos. Es muy posible que usted pueda incrementar esta lista con experiencias conocidas.
Psicopatología del adolescente que constituye una predisposición a cometer suicidio
Se considera que casi la totalidad de las personas que se suicidan son portadores de una enfermedad mental diagnosticable, lo cual ha sido ampliamente abordado en las investigaciones realizadas mediante las autopsias psicológicas. En los adolescentes este postulado también se cumple y se considera que la mayoría de los que se suicidan pudieron haber padecido algunas de las siguientes enfermedades:
•        Depresión.
•        Trastornos de Ansiedad.
•        Abuso de alcohol.
•        Abuso de drogas.
•        Trastornos incipientes de la personalidad.
•        Trastorno Esquizofrénico.
Pasemos a describir dichos trastornos, lo cual facilitará el reconocimiento de los mismos por parte de los padres, las madres, los abuelos y abuelas, maestros y maestras, amigos y cualquier otra persona que esté en contacto directo con los adolescentes, lo que les permitirá detectar tempranamente los ligeros cambios en la conducta, las relaciones humanas, la afectividad y los hábitos que sugieren la presencia de uno de estos trastornos.
Depresión. Es una enfermedad del estado de ánimo, muy frecuente, la cual afecta al ser humano en su totalidad, ya sea física y emocionalmente, con repercusión social debido a la merma de la voluntad para satisfacer las demandas habituales de la vida de forma óptima. Entre los síntomas más frecuentes observados en los adolescentes deprimidos se encuentran los siguientes:
•        Tristeza, aburrimiento, tedio y fastidio.
•        Pérdida de los intereses y del placer en las actividades que anteriormente lo despertaban.
•        Trastornos del hábito de sueño, con insomnio o hipersomnia.
•        Intranquilidad.
•        Falta de concentración.
•        Irritabilidad, disforia, malhumor.
•        Pérdida de la energía para emprender las tareas cotidianas.
•        Sentimientos de cansancio y agotamiento.
•        Preocupaciones reiteradas con la música, libros, y juegos relacionados con el tema de la muerte o el suicidio.
•        Manifestar deseos de morir.
•        Sentirse físicamente enfermos, sin tener una enfermedad orgánica alguna.
•        Incremento del uso del alcohol y las drogas.
•        Falta de apetito o apetito exagerado.
•        Conducta rebelde sin una causa que lo determine.
•        Expresar ideas suicidas o elaborar un plan suicida.
•        Planificar actos en los que no se calculen de forma realista, las probabilidades de morir.
•        Llanto sin motivo aparente.
•        Aislamiento social evitando las compañías de amigos y familiares.
•        Pesimismo, desesperanza y culpabilidad.
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en su clasificación de enfermedades mentales DSM-IV-R considera que para realizar el diagnóstico de un Trastorno Depresivo Mayor se requieren cinco o más de los siguientes síntomas, los que deben estar presentes por al menos dos semanas de duración y que ello representa un cambio en el funcionamiento habitual del sujeto:
•        Ánimo deprimido la mayor parte del día durante todos los días.
•        Marcada reducción del placer o el interés en todas o la mayoría de las actividades diarias.
•        Disminución de peso sin someterse a dieta o ganancia de peso (del orden de un 5%).
•        Insomnio o hipersomnia diarios.
•        Agitación psíquica y motora o retardo psicomotor.
•        Fatiga o pérdida de energía diariamente.
•        Sentimientos de culpa inapropiados, que pueden conducir a delirios de culpa.
•        Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse e indecisión la mayor parte del día.
•        Pensamientos recurrentes de muerte o de suicidio.
Estos síntomas no deben ser ocasionados por una enfermedad física o por abuso de sustancias.
Es de mucha importancia el reconocimiento de la depresión en el adolescente, pues son más propensos a realizar intentos de suicidio que los adultos en condiciones similares.
 Algunas particularidades de los cuadros depresivos en los adolescentes son los siguientes:
•        Se manifiestan con más frecuencias irritables que tristes.
•        Las fluctuaciones del afecto y la labilidad son más frecuentes que en el adulto, quien tiene mayor uniformidad en sus expresiones anímicas.
•        Los adolescentes tienen la tendencia a presentar más frecuentemente exceso de sueño o hipersomnia que insomnio.
•        Tienen mayores posibilidades de manifestar quejas físicas al sentirse deprimidos.
•        Muestran episodios de violencia y conductas disociales como manifestación de dicho trastorno anímico con más frecuencia que en el adulto.
•        Pueden asumir conductas de riesgo como abuso de alcohol y drogas, conducir vehículos a altas velocidades, sobrios o en estado de embriaguez.
Trastornos de Ansiedad. Diversas investigaciones han demostrado la correlación existente entre los trastornos de ansiedad y el intento de suicidio en adolescentes varones, no así entre los adultos. Se trata de un estado emocional en el que se experimenta una sensación desagradable de peligro inminente para la integridad física o psicológica del sujeto, quien puede temer a volverse loco, perder la razón o morir de un ataque cardíaco. Si no es diagnosticado y tratado oportunamente este trastorno, puede comprometer las habilidades del sujeto para realizar sus actividades cotidianas.
Las manifestaciones del Trastorno de Ansiedad son las siguientes:
•        Manifestaciones físicas que incluyen pulso acelerado, palidez facial o rubor, incremento de la frecuencia respiratoria y sensación de falta de aire, sudoración de manos y pies, temblor, tensión muscular generalizada, saltos musculares, dolor de cabeza, náuseas, dolores abdominales, diarreas, micciones u orinas frecuentes, salto de estómago, piel de gallina, frialdad de manos y pies, etc.
•        Manifestaciones psicológicas entre las que sobresalen el temor, la tensión, el nerviosismo, la sensación de estar esperando una mala noticia, la incapacidad para mantenerse quieto en un lugar y de relajarse.
•        Manifestaciones conductuales consistentes en timidez, aislamiento, evitación de aglomeraciones y actividades sociales, dependencia, intranquilidad motora, hiperactividad afanosa o necesidad de mantenerse ocupado.
Las manifestaciones señaladas con anterioridad son universales, es decir, caracterizan a la ansiedad como trastorno o cortejo sintomático, pero es conveniente señalar que existen formas particulares de este trastorno, con síntomas específicos que relacionaremos a continuación:
Ataques de Pánico. Manifestación extrema de la ansiedad con aceleración del pulso, hiperventilación o respiración rápida y superficial, miedo a perder el control y sensación de muerte inminente.
Fobia simple. Miedo exagerado a objetos o situaciones que no representan peligro alguno para la mayoría de los individuos. Un ejemplo es el temor a los espacios cerrados o claustrofobia.
Fobia social. Esta fobia es incapacitante para quien la presenta, pues el sujeto evita cualquier situación que signifique interactuar con otras personas por el temor a quedar mal paradas, a hacer el ridículo, a hablar en público o mostrarse incapaz de responder preguntas en un auditorio.
Ansiedad de separación. Para su diagnóstico se requieren al menos tres o más de los siguientes síntomas:
•        Preocupación y malestar excesivos al separarse del hogar o de las figuras vinculares principales.
•        Miedo a perder a los padres o a que les pase algo malo.
•        Miedo a ser secuestrado o a extraviarse.
•        No poder ir a la escuela o a cualquier otro sitio.
•        No poder quedarse sólo en casa.
•        No poder dormir alejado de los padres o fuera de la casa.
•        Tener pesadillas recurrentes de secuestros. Accidentes, etc.
•        Manifestar diversas quejas físicas como dolor de cabeza, vómitos, dolor abdominal antes de salir del hogar hacia la escuela u otro lugar alejado
Estos síntomas deben estar presentes por un período de por lo menos cuatro semanas e iniciarse antes de los 18 años.
Fobia escolar. Consiste en un temor a la escuela que ocasiona un ausentismo total o parcial, lo que se expresa en diversos síntomas físicos, imposibilidad de levantarse de la cama, náuseas, cólicos, etc. Afecta a los niños y las niñas en la adolescencia temprana, entre los 11 a 13 años.
Trastorno Obsesivo Compulsivo. Condición mórbida caracterizada por necesidad de realizar actos repetitivos o rituales de complejidad variada para mitigar la angustia surgida por la intrusión de pensamientos desagradables, persistentes a pesar de los esfuerzos del sujeto por desembarazarse de ellos y cuyo contenido es muy desagradable o absurdo, como por ejemplo estar contaminado, padecer una enfermedad, la muerte de un ser querido, profanación de imágenes religiosas, pensamientos de contenido sexual intolerables, etc.
Trastorno de Estrés Postraumático. Es un trastorno que ha cobrado interés en los últimos años y es ocasionado por un acontecimiento o situación traumática no habitual y de gran intensidad y que se caracteriza por la re-experimentación del trauma, por la aparición de conductas de evitación de situaciones en relación con dicho acontecimiento y por un aumento de síntomas neurovegetativos.
En la adolescencia son frecuentes los sentimientos de culpabilidad, tendencia a mantener en secreto lo ocurrido, cuando esto es posible, conducta oscilante entre agresividad, violencia y deseos de venganza, actitudes de inhibición, pasividad y excesiva complacencia ante el medio ambiente y en ocasiones, episodios de aparente repetición del trauma con ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos con lagunas de memoria.
Además de los trastornos depresivos y de ansiedad, el abuso de alcohol constituye un importante factor de riesgo de suicidio en la adolescencia, pues se estima que uno de cada cuatro adolescentes que cometen suicidio lo realizan bajo los efectos del alcohol u otra droga o la combinación de ambos.
En la adolescencia la vía más socorrida para abusar del alcohol es la denominada sociocultural, la cual es el producto de las costumbres, tradiciones, y convenciones de las diferentes culturas, y se relaciona íntimamente con la presión ejercida por los grupos humanos grandes o pequeños. Se ejemplifica con el adolescente que se inicia en el consumo de
cualquier sustancia adictiva para demostrar hombría, audacia ante sus iguales que lo subvalora sino sigue las reglas del grupo.
Por lo antes referido, será de suma importancia que el adolescente sepa que en la medida en que se ponga en contacto con cualquier sustancia adictiva, con una mayor frecuencia y por un período de tiempo más prolongado, tendrá mayores posibilidades de desarrollar una toxicomanía o dependencia de sustancias.
Abuso de Alcohol. La característica esencial del abuso de alcohol o de otra sustancia cualquiera, consiste en un patrón desadaptativo de consumo de dichas sustancias, manifestado por consecuencias adversas, significativas y recurrentes relacionadas con su consumo repetido. Puede darse el incumplimiento de obligaciones importantes, consumo repetido en situaciones en que hacerlo es físicamente peligroso y dañino, pudiendo llevar a problemas legales, sociales e interpersonales recurrentes. Estos problemas pueden manifestarse repetidamente durante un período continuado de doce meses.
Los criterios diagnósticos para el abuso de sustancias son los siguientes:
·                    Un patrón desadaptativo de consumo de sustancia que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por uno o más de los siguientes síntomas durante un período de un año:
·                    Consumo recurrente de la sustancia que da lugar al incumplimiento de las obligaciones en el trabajo, la escuela o la casa (ausencias repetidas o pobre rendimiento académico, suspensiones o expulsiones de la escuela, descuido de las obligaciones en la casa, etc.).
·                    Consumo recurrente de la sustancia en situaciones donde hacerlo es físicamente peligroso (conducir un automóvil o accionar máquinas bajo el efecto de la sustancia).
·                    Problemas legales repetidos relacionados con la sustancia (arrestos por escándalo público debido a la sustancia).
·                    Consumo continuado de la sustancia a pesar de tener problemas sociales continuos o recurrentes o tener problemas interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la sustancia (discusiones con la esposa, violencia física, etc.).
·                    Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de sustancia.
Existen determinadas señales de peligro que deben hacer pensar a los padres, madres, tutores, maestros y médicos de la familia, que un adolescente está consumiendo drogas y son los siguientes:
v    Cambios bruscos de amistades.
v    Cambios en la manera de vestir y de hablar, utilizando la jerga propia de los toxicómanos.
v    Disminución del rendimiento académico y repetidas ausencias injustificadas a la escuela, sin que se conozca en qué ha empleado el tiempo.
v    Cambios en su comportamiento habitual en el hogar, tornándose irritables, aislados, huraños y sin deseos de compartir con el resto de la familia.
v    Realiza hurtos en el propio domicilio, o en el de otros familiares, amigos o vecinos para venderlos y adquirir el dinero con que comprará la droga. En ocasiones roban importantes sumas de dinero a los padres o les mienten sobre supuestas compras de artículos deseados pero inexistentes.
v    Cambios en los horarios de las actividades, predominando las que realiza en horarios nocturnos, lo cual altera su ritmo de sueño y alimentación.
v    Señales de quemaduras en las ropas, manchas de sangre, señales de pinchazos en antebrazos o resto de drogas en los bolsillos.
 Como se ha hecho evidente, el abuso de sustancias conlleva una serie de comportamientos comunes encaminados a la búsqueda de la sustancia, su consumo y restablecimiento de sus efectos nocivos, variando, como es lógico suponer, las manifestaciones clínicas de cada una de ellas.
Trastorno Disocial de la Personalidad. Es otro factor de riesgo de suicidio entre los adolescentes, que por sus rasgos clínicos tiene una elevada propensión al suicidio y a la realización de daños autoinfligidos. Sobresalen en este trastorno las siguientes características:
v Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes, propios de la edad, manifestándose por la presencia de los siguientes criterios durante los últimos doce meses y por lo menos de un criterio durante los últimos seis meses:
v Agresión a personas y animales: con frecuencia fanfarronea, amenaza e intimida a otros, a menudo inicia agresiones físicas, ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (bate de béisbol, ladrillo, botella, navaja, pistola, cuchillo, etc.), ha manifestado crueldad física con personas y animales, ha robado enfrentándose a la víctima (ataque con violencia, arrebatar bolsos, robo a mano armada), ha forzado a alguien a una actividad sexual.
v Destrucción de la propiedad social: ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves, ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas.
v    Fraudulencia o robo: ha violentado la casa o el automóvil de otras personas, a menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones, ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento a la víctima (robos en tiendas, falsificaciones de documentos)
v    Violaciones graves de normas: a menudo permanece fuera del hogar de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los trece años, se ha escapado durante la noche por lo menos en dos ocasiones, viviendo en la casa de sus padres o en un hogar sustituto, suele tener ausencias a la escuela, iniciando esta práctica.
El trastorno disocial de la personalidad provoca deterioro significativo de la actividad social, académica y laboral. Con suma frecuencia desarrolla abuso de sustancias y dependencia de ellas, pero no por la vía sociocultural expuesta anteriormente, sino por la llamada hedónica, en la que la motivación más importante es la búsqueda de “placer artificial”.
Trastorno de la Alimentación. En la cultura contemporánea los medios de difusión masivos han globalizado un modelo de belleza femenina que en muchas ocasiones se convierte en un objetivo imitativo inalcanzable, este trastorno puede enmascararse detrás de esta propuesta de belleza y se caracteriza por un severo trastorno de la conducta alimentaria que puede adquirir las siguientes formas clínicas:
1- Anorexia nerviosa en la que se presentan los siguientes síntomas:
•        Rechazo manifiesto a mantener el peso corporal mínimo.
•        Un miedo intenso a ganar de peso o a convertirse en obeso, incluso cuando se está por debajo del peso ideal para la talla.
•        Alteración de la propia percepción del peso o de la silueta corporal, creándose una imagen negativa de sí mismo.
2- Bulimia nerviosa que se caracteriza por:
•        Atracones recurrentes, en los que el sujeto ingiere en un corto tiempo una cantidad superior de alimentos a los que ingeriría la mayor cantidad de personas en un tiempo similar y en similares circunstancias.
•        Sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimentos.
•        Conductas compensatorias inapropiadas, repetitivas, con la finalidad de no ganar peso, como son la provocación del vómito, el uso excesivo de laxantes, enemas, ayunos y ejercicios descontrolados.
•        Los atracones y las conductas compensatorias ocurren al menos dos veces por semana durante un período de tres meses.
La autoevaluación esta principalmente influida por el peso corporal del adolescente.
Trastorno esquizofrénico. Enfermedad devastadora que puede en su debut, tener como primer y único síntoma evidente el suicidio del adolescente. Se piensa que la asistencia al derrumbe psicológico, a las diversas sensaciones y percepciones anómalas, el cambio del mundo circundante y del propio Yo, cuando aún se conserva algún lazo con el mundo no esquizofrénico, explicaría este desenlace en un adolescente “aparentemente normal”.
Esta enfermedad no tiene un cuadro clínico homogéneo, pero algunos síntomas deben hacer que se piense en ella. Entre estos, los siguientes son los más comunes:
•        Pensamiento sonoro, eco, robo, inserción o difusión de los pensamientos del sujeto.
•        Alucinaciones auditivas que comentan la actividad que realiza el individuo.
•        Ideas delirantes de ser controlado, de ser influido en las acciones, emociones o pensamientos desde el exterior.
•        Alucinaciones auditivas que comentan la actividad que la persona realiza.
•        Ideas de tener poderes sobrenaturales y sobrehumanos.
•        Invención de palabras nuevas que no tienen significado alguno para quienes le escuchan.
•        Asumir posturas corporales extrañas mantenidas o no realizar movimiento alguno.
•        Apatía marcada, pérdida de la voluntad, empobrecimiento del lenguaje o respuesta emocional inadecuada a los estímulos.
•        Pérdida de intereses, falta de objetivos, ociosidad y aislamiento social.
•        Lenguaje incapaz de servir de comunicación con los demás.
•        La vida laboral, las relaciones sociales y el cuidado personal están gravemente comprometidos.
Se han mencionado y descrito las enfermedades mentales que frecuentemente conllevan suicidio entre los adolescentes, pero sería de inapreciable utilidad detallar los rasgos o atributos de la personalidad del adolescente que pueden facilitar la eclosión de salidas suicidas emergentes frente a situaciones de riesgo, las que serán abordadas más adelante.
Los siguientes rasgos o atributos de la personalidad del adolescente que se convierten en factores de riesgo para cometer suicidio son:
•        Inestabilidad del ánimo.
•        Conducta agresiva.
•        Conducta disocial.
•        Elevada impulsividad.
•        Rigidez de pensamiento y terquedad de la conducta.
•        Pobres habilidades para resolver problemas.
•        Incapacidad para pensar realistamente.
•        Fantasías de grandiosidad alternando con sentimientos de inferioridad.
•        Sentimientos de frustración.
•        Manifestaciones de angustia ante pequeñas contrariedades.
•        Elevada autoexigencia que rebasa los límites razonables.
•        Sentimientos de ser rechazado por los demás, incluyendo los padres u otras figuras significativas.
•        Vaga identificación genérica y orientación sexual deficiente.
•        Relación ambivalente con los progenitores, otros adultos y amigos.
•        Antecedentes de haber realizado una tentativa de suicidio.
•        Frecuentes sentimientos de desamparo y desesperanza.
•        Frecuentemente se sienten heridos con la más mínima crítica.
Estos son algunos de los rasgos que predominan entre los adolescentes que al estar sometidos a las llamadas situaciones de riesgo pueden presentar una conducta suicida. Como es conocido, ellos se ven involucrados en mayor número de eventos vitales desfavorables que sus pares no suicidas.
Enunciaremos seguidamente aquellas situaciones en las que los adolescentes vulnerables pueden desembocar en una crisis suicida:
•        Situaciones que pueden ser interpretadas a través del prisma del adolescente como dañinas, peligrosas, conflictivas en extremo, sin que necesariamente concuerde con la realidad, lo cual significa que hechos triviales para adolescentes normales, pueden tornarse potencialmente suicidógenos en adolescentes vulnerables, quienes los perciben como una amenaza directa a la autoimagen o a su dignidad.
•        Los problemas familiares que como es reconocido, se constituyen en uno de los motivos fundamentales de la realización de un acto suicida.
•        Separación de amigos, compañeros de clases, novios y novias.
•        Muerte de un ser querido u otra persona significativa.
•        Conflictos interpersonales o pérdida de relaciones valiosas.
•        Problemas disciplinarios en la escuela o situaciones legales por las que debe responder el adolescente.
•        Aceptación del suicidio como forma de resolución de problemas entre los amigos o grupo de pertenencia.
•        Presión del grupo a cometer suicidio bajo determinadas circunstancias y ante determinadas situaciones.
•        Situación de tortura o victimización.
•        Fracaso en el desempeño escolar.
•        Exigencia elevada de padres y maestros durante el período de exámenes.
•        Embarazo no deseado y embarazo oculto.
•        Infección con VIH o padecer una infección de transmisión sexual.
•        Padecer una enfermedad física grave.
•        Ser víctima de desastres naturales.
•        Violación o abuso sexual, con mayor peligrosidad si se trata de familiares.
•        Estar sometido a amenazas de muerte o golpizas.
•        Incumplir con las expectativas depositadas por los padres, maestros, u otras figuras significativas y asumidas por el adolescente como metas alcanzables.
Una vez que un adolescente vulnerable ante una situación psico-traumática

Prevenir el suicidio
Hay veces que el suicidio se puede prevenir. Para ello los padres, maestros y consejeros de los niños deben estar atentos a cualquier indicio de que un chico o una chica tiene ideas suicidas. Además hay una serie de acciones que dificultan la aparición de ideas suicidas o la de llevar a cabo el suicidio.
Es recomendable no tener armas en la casa. El 60% de los suicidios se comenten con armas de fuego. Por eso es recomendable que los adolescentes no tengan ninguna posibilida de acceder a un arma. Lo ideal es no tener armas en casa y si se tienen que estén guardadas bajo llave y siempre descargadas.
Cuidado con los medicamentos. Otro gran porcentaje de suicidios se cometen con pastillas. También por ello hay que ser muy cuidadoso con los medicamentos que hay en el botiquín familiar y no dejar en él ningún fármaco que puede provocar daño en los adolescentes.
Hablar con mucha frecuencia con los adolescentes. Hablar con ellos con mucha frecuencia de cómo se sienten, cómo les van las cosas y escuchar lo que tienen que decir ayuda a saber si tienen algún problema que les angustie.
Pasar tiempo con ellos. Dedicarles tiempo es importante para que sientan que son queridos y es una forma de prevención de futuros riesgos.
No dejar pasar señales de advertencia. Algunos padres piensan que cuando sus hijos hacen comentarios sobre sus deseos de muerte o cualquier otra cosa que tenga que ver con el suicidio solo están intentando llamar la atención. No deje pasar nunca una señal como esa.
Cuáles son las señales de advertencia
En la mayoría de los casos, antes de suicidarse los adolescentes lanzan algunas señales de advertencia, es importante estar atentos a ellas:
Hablar de querer matarse o hablar de suicidio. Hay veces que chicos y chicas hacen comentarios sobre su deseo de morir o sobre el suicidio.
Retraimiento. Otras veces aparece, de pronto, un comportamiento retraido.
Regalan sus pertenencias. Algunos adolescentes con ideas sucicidas reparten sus pertenencias más queridas antes del momento en el que han pensado suicidarse.
Conductas autodrestuctivas. En otras ocasiones aparecen abuso de alcohol, drogas u otros comportamientos peligrosos.
Qué hacer ante estos comportamientos
Cuando los padres, maestros, consejeros o cualquier otra persona advierta en un adolescente ideas suicidas o crea que puede estar teniéndolas debe actuar inmediatamente. Lo primero que debe hacer es buscar la ayuda inmediata de un experto. Un terapéuta, psicólogo o psiquiatra, deberán tratar al adolescente para que este pueda solucionar los problemas que le han llevado a esa situación.





Conclusión
El suicidio, la falsa salida o  puerta, surge a partir de  la depresión, que puede darse por diverso factores. El suicidio es la tercera causa de muerte y sin embargo el gobierno  no toma o no invierte  en medidas para disminuir esto.
 Las conductas  suicidas muchas veces pasan inadvertidos por los familiares y amigos del adolescente. Es por esto que es importante estar pendiente de ellos ya que se encuentra en una etapa  crucial en la que se toparan con experiencias no agradables y eh aquí necesitaran apoyo  para sobrepasarlas.
Por último muestro un poema de mi autoría en las que él un hipotético caso el que presuicida hace una reflexión.
¿Melancolía pura o pura melancolía?

De una inmensa tristeza soy presa,
De un dolor amargo que no cesa,
Es como gotas heladas de agua
Que poco a poco apagan la llama
Minúscula, de mi tenue alma,
O como voraces sanguijuelas
Que absorben la sangre de mis venas,
Dejando solo los huesos secos.

Soy presa de una inmensa tristeza,
El soñador que habitaba en mí
Hace tiempo que murió, dejando
Las sombras, la escoria que soy hoy.

Soy presa De una inmensa tristeza,
Prisionero en una fortaleza,
De desesperanza amurallada,
Por miles de espectros vigilada
Donde ni un rayo del sol penetra,
Donde azotan truenos y tormentas,
Y gobernada es por las tinieblas,
Solo suena el eco del silencio,
El tiempo Pasa lento muy lento,
Y el ambiente está casi desierto,
El cual expresa un gran sufrimiento,
Provoca un enorme desaliento,
Es como el infierno de los muertos;
Aquella es la prisión de mi cuerpo,
Donde están condenados mis restos.

De una inmensa tristeza soy presa,
De un sentimiento que me desgarra
El alma, que me provoca llanto
A cantaros que me agobia y no
Me deja en paz y no hay nada que
Lo haga sosegar, es un veneno
De cual el antídoto no tengo,
Un virus para el cual anticuerpos
No existen, que entró en mí desde que
Era una diminuta semilla,
Una enfermedad que cura no
Tiene alguna, solo se aminora
Con muy contadas cosas, más nunca
Desvanece ,siempre está presente.

Soy presa de una inmensa tristeza,
La cual me tiene atado al pasado,
Ausente en el oscuro presente,
Y angustiado ante el futuro incierto.

Soy presa de una inmensa tristeza,
De enigmática e incompresible
Procedencia, que en las noches lóbregas,
En las que no hay luna ni una estrella,
Tenebrosamente se incrementa
Haciendo surgir en mí un perfume
De muerte, lágrimas y desdicha.

Soy presa de una inmensa tristeza,
Un alma desorientada que
Camina hacia la nada ,buscándole
Un sentido a esta vida llena
Dolores y múltiples tragedias,
¿Acaso conspira el destino en
Contra mía ?¿acaso se goza en
Ver como en el dolor me retuerzo?
¿Soy acaso el juguete que estruja
Sin la más mínima compasión?

De una tristeza inmensa soy presa,
Más no pienso salir por la falsa
Puerta, y aunque ya no tengo fuerza
Ni confianza, menos esperanza
Lucharé, ante los embates de
La vida Nunca me rendiré














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