viernes, 15 de noviembre de 2013

la rutina, la muerte silenciosa del alma

Ref: ACT12
por: Edith Cristal Eligio Domínguez
1°B 
Universidad Autónoma de Campeche

licenciatura en psicología

Introducción.
¿Cuántas veces has querido hacer algo diferente, pero te dejas seducir por lo de siempre? Quizás muchas veces. Y cuando la magia se pierde, crees que la responsable es la rutina, un ser con voluntad propia.  Sin embargo, amigo, la rutina la construyes tú. No es muy complicado el hablar de una rutina, todos mantenemos una, ya sea en el ámbito laboral o en el escolar, o simplemente en la vida cotidiana, el objetivo principal es, exponer una de las causas por las cuales se presenta el fracaso personal e informar los derivados de esta condición, es necesario identificar que este es un factor que amenaza a personas de todo tipo de edades, aplicar los criterios, “ama todo lo que haces para ser feliz”.
Simplifiquemos un poco, rutina. Del francés routine, una rutina es una costumbre o un hábito que se adquiere al repetir una misma tarea o actividad muchas veces. La rutina implica una práctica que, con el tiempo, se desarrolla de manera casi automática, sin necesidad de implicar el razonamiento.
La vida cotidiana suele estar formada de rutinas, sobre todo en lo referente al ámbito laboral; levantarse a las 7 de la mañana, desayunar una taza de café, conducir y tomar otro café en la oficina es una rutina compartida por millones de personas.
Lo rutinario suele ser asociado a lo tedioso o aburrido, razón por la cual las vacaciones aparecen como el momento elegido para dejar la rutina de lado y embarcarse en actividades que, por las obligaciones laborales o académicas del resto del año, no pueden realizarse.
Por otro lado, debe señalarse que la rutina es un mecanismo que brinda seguridad (minimiza los imprevistos) y que permite ahorrar tiempo (al evitar las tareas poco frecuentes). Claro que, si se lleva al extremo, esto tiene un precio; no es coincidencia que el mayor índice de depresión, estrés y suicidios se dé en las ciudades.

La rutina, la muerte silenciosa del alma
E

l ritmo cotidiano, alcanzada o no la estabilidad emocional, puede hacerse repetitivo, de forma que cada día parece exactamente igual al anterior y al siguiente. Desaparecen los incentivos, las variaciones, los éxitos y los fracasos, las alegrías y las tristezas. En ese momento, el individuo se descubre como una máquina dentro de un engranaje, sin creatividad y totalmente mecanizado, moviéndose por reflejos. Las emociones y los sentimientos están congelados y anulados.
Nos enfrentamos a uno de los mayores problemas de la sociedad actual, la rutina, que desemboca invariablemente en el aburrimiento, la frustración y el desengaño de uno mismo, de los otros y de todo el ambiente en general.
La rutina se valora muchas veces como algo beneficioso: «esto es simple rutina», «es un trabajo rutinario», dando a entender que la cuestión carece de importancia y que es fácilmente manejable. Pero, sólo de forma excepcional uno puede abandonarse a la rutina, con la seguridad de que a la primera señal de aburrimiento o cansancio pueda salir de ella.
Toda actividad humana puede verse afectada por la rutina: desde situaciones parciales hasta la totalidad de la vida pueden parecer una «absoluta rutina». El amo/a de casa, nadie puede negarlo, se mueve por rutina. Todos los días limpia, hace las camas, lava, plancha, cocina, friega los platos..., para hacer exactamente lo mismo al día siguiente y al otro y al otro. Existen otras profesiones que no deberían ser rutinarias pero que, sin embargo, lo son. Se pierde el interés por el trabajo, se hace «porque se tiene que hacer», esperando la paga el fin de mes, y punto: el resto da igual. La rutina en el trabajo, sea cual sea la ocupación del individuo, desemboca en un total hastío, el empezar a trabajar por la mañana supone «una cruz», se pierde el rendimiento y la eficacia y el sujeto se va quedando atrás. Con los años, si no se subsana la situación, la persona se encuentra amargada y defraudada y «culpa al sistema» de su mediocridad.
La rutina en el amor y en la vida de pareja se va creando con los años. Es lógico que los primeros sentimientos cedan paso a otros nuevos, pero éstos no tienen por qué verse inmersos en la repetición. La pareja a menudo pierde el cariño y el afecto y actúa con monotonía. Se está con el otro pero no se vive con él. La situación se mantiene sin ilusión y sin alegría. Se establece una vida de pareja rutinaria, manteniendo las relaciones por comodidad, por conformismo o por falta de iniciativa. Si alguno de los dos miembros se rebela, surge el conflicto que, o bien resuelve la situación transformando la vida en común, o desencadena la ruptura de la unión.
Los entretenimientos, las reuniones con los amigos, las salidas y los viajes, el trabajo, los hijos y hasta las ideas pueden hacerse rutinarias. Se hacen las cosas porque siempre se han hecho así, sin que exista interés por cambiarlas; son actos totalmente reflejos, carentes de estímulo propio. Hay personas que viven en una continua rutina que afecta a la familia, al trabajo, a las amistades y las diversiones...
El individuo puede vivir perfectamente con su rutina. El conflicto surge cuando pierde el interés y la alegría, recapacita acerca de lo que buscaba y esperaba de la vida y lo compara con lo que es y lo que ha logrado. Entonces, o se hunde o lucha con todas sus fuerzas para encontrar el camino y escapar del aburrimiento.
He aquí una pequeña historia:
Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo:
- "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.
- "Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
- "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron decepcionados.
- "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".
Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo:
- "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará".
Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida pero, después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Cantaleta, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: "Nada hay que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".
De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré el Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ése que pretendía hacer solo lo que ninguno había podido. El Odio dijo: "Ve y hazlo".
Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor HABÍA MUERTO. Todos estaban felices, pero sorprendidos.
Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado", y sin decir más se marchó. "Espera", dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "soy La Rutina."

Esta pequeña historia nos indica, que incluso para el amor, la rutina es algo que poco a poco deteriora las situaciones, hay que ser más cuidadosos en torno a lo que sucede a nuestro alrededor  pero, iremos poco a poco, paso a paso para señalar los tipos de situaciones que se pudieran presentar.
El estrés

El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.
Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo humano y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Algunos ejemplos son los olvidos (incipientes problemas de memoria) ,1 alteraciones en el ánimo, 2 nerviosismo y falta de concentración, en las mujeres puede producir cambios hormonales importantes como dolores en abdominales inferiores, entre otros síntomas.
Es una patología emergente en el área laboral, que tiene una especial incidencia en el sector servicios, siendo el riesgo mayor en las tareas en puestos jerárquicos que requieren mayor exigencia y dedicación.
El estrés crónico está relacionado con los trastornos de ansiedad, 3 que es una reacción normal frente a diversas situaciones de la vida, pero cuando se presenta en forma excesiva o crónica constituye una enfermedad4 que puede alterar la vida de las personas, siendo aconsejable en este caso consultar a un especialista. Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo (homeostasis).
Una parte importante del esfuerzo que se ha realizado para el estudio y comprensión del estrés, se ha centrado en determinar y clasificar los diferentes desencadenantes de este proceso. La revisión de los principales tipos de estresores que se han utilizado para estudiar el estrés, nos proporciona una primera aproximación al estudio de sus condiciones desencadenantes, y nos muestra la existencia de diez grandes categorías de estresores:
·                    situaciones que fuerzan a procesar información rápidamente,
·                    estímulos ambientales dañinos,
·                    percepciones de amenaza,
·                    alteración de las funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etc.),
·                    aislamiento y confinamiento,
·                    bloqueos en nuestros intereses,
·                    presión grupal,
·                    frustración.
·                    no conseguir objetivos planeados.
·                    relaciones sociales complicadas o fallidas.

Sin embargo, cabe la posibilidad de realizar diferentes taxonomías sobre los desencadenantes del estrés en función de criterios meramente descriptivos; por ejemplo, la que propusieron Lazarus y Folkman (1984), para quienes el 'estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno (que es evaluado por el individuo como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar). Por eso se ha tendido a clasificarlos por el tipo de cambios que producen en las condiciones de vida. Conviene hablar, entonces, de cuatro tipos de acontecimientos estresantes:
Los estresores únicos: hacen referencia a cataclismos y cambios drásticos en las condiciones del entorno de vida de las personas y que, habitualmente, afectan a un gran número de ellas.
Los estresores múltiples: afectan sólo a una persona o a un pequeño grupo de ellas, y se corresponden con cambios significativos y de transcendencia vital para las personas.
Los estresores cotidianos: se refieren al cúmulo de molestias, imprevistos y alteraciones en las pequeñas rutinas cotidianas.
Los estresores biogénicos: son mecanismos físicos y químicos que disparan directamente la respuesta de estrés sin la mediación de los procesos psicológicos.
Estos estresores pueden estar presentes de manera aguda o crónica y, también, pueden ser resultado Encarar memoria sobre el trauma que origine el estrés. Para combatir el estrés se suelen recomendar los ejercicios respiratorios de relajación. El objetivo es ejercer un control voluntario sobre la respiración de manera que la utilicemos como calmante cuando nos abrumen las situaciones de estrés.
Otras acciones para evitar el estrés son las siguientes:
·                    Realizar ejercicios físicos.
·                    Mantener una dieta saludable.
·                    Tener al menos dos ataques de risas (permite la liberación de endorfinas).
·                    Mantener un clima agradable durante el almuerzo, evitando preocupaciones.
·                    Tomarse un tiempo para la relajación mediante los juegos de mesas (se comprobó que estos tipos de juegos tranquilizan la mente) de la anticipación mental acerca de lo que puede ocurrir en el futuro.

El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o ansioso.

La ansiedad es un sentimiento de miedo, desasosiego y preocupación. La fuente de estos síntomas no siempre se conoce.

Consideraciones
El estrés es una sensación normal que, en bajas dosis, puede ayudarlo a uno a hacer las cosas. El estrés no afecta a todo mundo de la misma manera.

Muchas personas sienten síntomas de estrés en el cuerpo. Usted puede experimentar dolor abdominal, dolores de cabeza y dolor o tensión muscular.

Cuando usted está muy estresado, puede notar:

·        Una frecuencia cardíaca más rápida
·        Latidos cardíacos saltones
·        Respiración rápida
·        Sudoración
·        Temblores
·        Mareo
Otros síntomas abarcan:

·        Hacer sueltas
·        Necesidad frecuente de orinar
·        Boca seca
·        Problemas para deglutir
·        Usted puede tener dificultad para concentrarse, sentirse cansado la mayoría de las veces o perder los estribos con mayor frecuencia.

El estrés también puede causar problemas sexuales e igualmente puede ocasionar problemas para conciliar el sueño o quedarse dormido y pesadillas.

Causas
Muchas personas tienen estrés cuando necesitan adaptarse o cambiar.

Los ejemplos son:
-Empezar en un nuevo trabajo o colegio
-Mudarse a una nueva casa
-Casarse
-Tener un hijo
-Romper con alguien
-Una lesión o enfermedad suya, de un amigo o de un ser amado es una causa común de estrés.
Los sentimientos de estrés y ansiedad son comunes en personas que se sienten deprimidas y tristes.
Algunos fármacos pueden causar o empeorar los síntomas del estrés.

Estos pueden abarcar:

-Algunos medicamentos para inhaladores usados para tratar el asma
-Fármaco para la tiroides
-Algunas pastillas para adelgazar
-Algunos remedios para el resfriado
-La cafeína, la cocaína, el alcohol y los productos del tabaco también pueden causar o empeorar los síntomas de estrés o ansiedad.

Otro factor  que se puede presentar debido ala rutina seria el:

Maltrato.
Son innumerables las formas de violencia familiar. Puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. siempre es difícil pensar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser psíquica o física, y ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades. La mayoría de las veces se trata de adultos hacia uno a varios individuos.

Se caracteriza a la violencia familiar en la que alguien con más poder abusa de otras con menos poder. El término violencia familiar alude a todas las formas de abuso que tienen lugar en las relaciones entre los miembros de la familia. La relación de abuso es aquella en la que una de las partes ocasiona un daño físico y/o psicológico a otro miembro. Este daño se puede dar ya sea por acción o por omisión, y se da en un contexto de desequilibrio de poder. Para establecer que una situación familiar es un caso de violencia familiar, la relación de abuso debe ser crónica, permanente y periódica, refiriéndonos así a las distintas formas de relación abusiva que caracterizan un vínculo familiar.

Generalmente en las familias en las que aparece la violencia familiar tienen una organización jerárquica fija o inamovible, además sus miembros interactúan rígidamente, no pueden aportar su propia identidad, deben actuar y ser como el sistema familiar les impone.

Las personas sometidas a situaciones críticas de violencia familiar presentan un debilitamiento de sus defensas físicas y psicológicas, lo que conduciría a un incremento en los problemas de salud. Muchas padecen de depresión y enfermedades psicosomáticas.

También estas personas muestran una disminución marcada en el rendimiento  laboral. En los niños y adolescentes tienen problemas de aprendizaje, trastornos de personalidad, etc.

Por lo general las personas que viven afectadas por la violencia familiar, como se criaron dentro de este contexto, tienden a reproducirlos en sus futuras relaciones.

Tipos de maltratos:
Maltrato infantil: es cualquier acción u omisión, no accidental que provoque un daño físico o psicológico a un niño por parte de sus padres o cuidadores.

Maltrato físico: se refiere a cualquier lesión infligida (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones, envenenamiento, etc.), que no es accidental y que provoca un daño físico o enfermedad en un niño o adulto. Puede ser el resultado de uno o dos incidentes aislados, o puede ser una situación crónica de abusos.

Maltrato sexual: se refiere a cualquier implicación de niños, adultos, adolescentes, dependientes o inmaduros en cuanto a su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden plenamente y para los cuales son incapaces de dar un consentimiento informado. En el caso de los niños es el tipo de contacto sexual por parte de un adulto o tutor, con el objetivo de lograr excitación y/o gratificación sexual. La intensidad del abuso puede variar de la exhibición sexual a la violación. De todas las formas es abuso, el abuso sexual es el más difícil de reconocer y aceptar. Según estadísticas que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 8 niños serán sexualmente abusados antes de llegar a los 16 años. En más del 90% el abusador será masculino y en más del 80% de los casos el abusador será una persona conocida por el niño. En la mayoría de los casos los niños nunca comunican lo que está ocurriendo. Los niños no inventan historias acerca de su propio abuso sexual, por eso en la medida de que el niño se anima a decirlo, es preciso creerles.

Abuso y abandono emocional: generalmente se presenta bajo las formas de hostilidad verbal, como por ejemplo insultos, burlas, desprecio, críticas o amenazas de abandono. También aparece en la forma de constante bloqueo de las iniciativas infantiles por parte de algún miembro de la familia. Provoca graves trastornos psicológicos. En el caso de los niños, los padres muchas veces abusan emocionalmente de sus hijos basados en buenas intenciones. Pero a partir de esas buenas intenciones pueden presionarlos o avergonzarlos al punto de crearles un sufrimiento emocional crónico. Mientras que el abandono emocional puede ser desde un lugar pasivo, sin brindar afecto, apoyo y la valoración que todo niño necesita para crecer psicológicamente sano. Se refiere a la falta de respuesta a las necesidades de contacto afectivo del niño; una constante indiferenciada a los estados anímicos del niño.

Abandono físico: es un maltrato pasivo y se presenta cuando las necesidades físicas de un niño como alimentación, abrigo, higiene y protección no son atendidas en forma temporaria o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.


Niños testigos de violencia: se refiere cuando los niños presentan situaciones crónicas de violencia entre sus padres. Estos niños presentan trastornos muy similares a los que caracterizan quienes son víctimas de abuso.


Violencia conyugal: este tipo de violencia es difícil que se haga visible hacia los demás, esto se da cuando has graves daños físicos o psicológicos. La violencia conyugal tiene un ciclo de tres fases:

·        Fase de la acumulación de tensión: se produce una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces permanentes en los miembros de la pareja, con un incremento constante de ansiedad y hostilidad. El hombre y la mujer se encierran en un circuito en el que están mutuamente pendiente de sus reacciones.

·        Episodio agudo: en el que toda la tensión que se había venido acumulando da lugar a una explosión de violencia, que puede variar de gravedad, oscilando desde un empujón hasta el homicidio. Se caracteriza por el descontrol y lo inevitable de los golpes. Las mujeres se muestran sorprendidas frente al hecho que se desencadena de manera imprevista ante cualquier situación de la vida cotidiana.

·        Luna de miel: se produce el arrepentimiento, pedido de disculpas y promesas de que nunca más va a ocurrir por parte del hombre. Pero al tiempo vuelve a reaparecer los períodos de acumulación de tensión y a cumplirse el ciclo.

En este tipo de maltrato aparece la violencia verbal, que refuerza la violencia psicológica. El agresor comienza a denigrar a la víctima poniéndole sobrenombres, descalificativos, insultándola, criticándole el cuerpo, comienza a amenazar con agresión física u homicidio. El agresor va creando un clima de miedo constante. La ridiculización en presencia de otras personas, le grita, le culpa de todo. A partir de estas agresiones la víctima puede sentirse débil y deprimida.

Maltrato a ancianos: se define como cualquier acto que, por acción u omisión, provoque un daño físico o psicológico a un anciano por parte de la familia o cuidador. Incluye agresión verbal, física, descuido de su alimentación, abuso financiero, amenazas, etc.
Maltratos más frecuentes:
Maltrato a las mujeres: Cuando hablamos del maltrato hacia las mujeres, algunos especialistas prefieren referirse al síndrome de la mujer maltratada. Si bien hay un importante número de hombres golpeados, la gran mayoría de los casos se tratan de personas de género femenino. Desde el punto de vista de las estadísticas, ocurre en todas las edades pero se destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre los 20 y 29 años y más tarde entre los 40 y 49 años, le sigue entre los 15 y 19 años, para finalizar con las mayores de 50 años. Las mujeres casadas constituyen un 66% del total, el reto lo componen novias, ex parejas, conocidas, amantes, amigas, etc. La mayor vulnerabilidad femenina no solo se debe a causas físicas, también incide en que las mujeres suelen concentrar en la mayoría de los casos, la mayor carga y responsabilidad en la crianza de los hijos, además por diferentes cuestiones culturales condensan las tareas hogareñas y mantienen una mayor dependencia económica como cultural de los hombres. Una mujer que abandona su hogar se encuentra en mayor riesgo que un hombre, pero debe tenerse en cuenta que las mujeres que dejan a sus abusadores tienen un 75% más de riesgo de ser asesinadas por el abusador que aquellas que se quedan conviviendo.

Maltrato a los niños: en el caso de los niños como en otros casos de violencia se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que les puede hacer un adulto. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y largo plazo que provocan los maltratos.
En algunos casos se trata de golpeadores que fueron maltratados en su propia infancia (56.7% de los casos totales), al intervenir patrones de repetición de los modelos de crianza parentales en los diferentes tipos de castigos administrados a sus hijos, pero no ocurre de este modo necesariamente. También cabe considerar que muchos padres perciben como justos los castigos implementados, o perciben la desproporción del castigo ofrecido con las supuestas faltas cometidas, que se justifica de alguna manera (por los nervios, la pobreza, etc.). Es considerable que los mismos adultos golpeadores suelen manifestar y percibir que han golpeado a sus hijos en muchas menos ocasiones de lo que realmente lo hacen. Si bien, algunos adultos golpeadores suelen manifestar algún afecto posterior como arrepentimiento o lástimas, en muchos casos se trata de padres que están a favor del castigo físico, que se emplean para "corregir" a los hijos.

Grafica de los episodios de violencia presentado en los hogares:
Violencia en los hogares
Mujeres de 15 años y más por grupos decenales de edad según condición y tipo de violencia hacia ellas a lo largo de la relación con su última pareja, 2011
Grupos decenales de edad
Total
Sin incidentes
Con incidentes
No especificado
Total
Emocional
Económica
Física
Sexual
Estados Unidos Mexicanos
39826384
21106599
18716293
17161269
9748981
5587593
2926811
3492
15 a 24 años
8506483
4979107
3526655
3306857
1075885
616729
247089
721
25 a 34 años
8451772
4356050
4094670
3710574
2113886
1040938
462370
1052
35 a 44 años
8277480
4130403
4146943
3783701
2400801
1295672
671592
134
45 a 54 años
6444137
3221110
3222117
2966607
1932003
1121020
668417
910
55 años y más
8082688
4378817
3703196
3372121
2214719
1507086
873618
675
No especificado
63824
41112
22712
21409
11687
6148
3725
0

Nota:
Mujeres que declararon haber sufrido al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida en pareja. Se excluyen a las mujeres solteras que nunca han tenido alguna relación de pareja. La suma de los tipos de violencia no coincide con el total de mujeres violentadas, pues cada mujer puede padecer uno o más tipos de violencia.
Fuente:

La depresión
Es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia). Los desórdenes depresivos pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad. Esta alteración psiquiátrica, en algunos casos, puede constituir una de las fases del trastorno bipolar.



El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte).

También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo.


La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral (ya que se puede presentar un agotamiento que se verá reflejado en la falta de interés hacia uno mismo, o incluso el desgano para la productividad, lo cual no solo afectará a quien está pasando por la depresión, sino también a quienes lo rodean) hasta el suicidio.

La tristeza es un sentimiento que se manifiesta en todos los seres humanos en determinadas ocasiones, pero la depresión es una enfermedad mental, la cual se caracteriza por provocar anhedonia (incapacidad para disfrutar), sentimientos de tristeza y abatimiento patológicos, entre otros. La imagen representa el estado de ánimo disfórico y la perspectiva de la vida que tiene una persona con depresión.

Datos y cifras
·         La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo.
·         La depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad.
·         La depresión afecta más a la mujer que al hombre.
·         En el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio.
·         Hay tratamientos eficaces para la depresión.
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a unos 350  millones de personas.
Suicidio y comportamiento suicida
El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento suicida es cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir, como tomar una sobredosis de fármacos o estrellar un automóvil de forma deliberada.
Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen intento de suicidio están buscando alivio a:
·         Sentirse avergonzado, culpable o como una carga para los demás.
·         Sentirse como víctima.
·         Sentimientos de rechazo, pérdida o soledad.

Los comportamientos suicidas pueden ser causados por una situación o hecho que la persona ve como agobiante, tales como:
·         El envejecimiento (los ancianos tienen la tasa más alta de suicidio).
·         Rutina
·         La muerte de un ser querido.
·         La dependencia de las drogas o del alcohol.
·         Un trauma emocional.
·         Enfermedades físicas graves.
·         El desempleo o los problemas financieros.
Los factores de riesgo del suicidio en adolescentes abarcan:
·         Acceso a armas de fuego.
·         Miembro de la familia que cometió suicidio.
·         Antecedentes de autoagresión deliberada.
·         Antecedentes de abandono o maltrato.
·         Vivir en comunidades en donde ha habido brotes recientes de suicidio en personas jóvenes.
·         Ruptura sentimental.
La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de estos intentos se llevan a cabo en una forma en que el rescate sea posible. Estos intentos a menudo representan un grito desesperado en busca de ayuda.
Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos probable de llevar a la fatalidad, como envenenamiento o sobredosis. Los hombres, especialmente los ancianos, tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos, como dispararse. Como resultado, los intentos de suicidio por parte de ellos tienen mayor probabilidad de consumarse.
Los parientes de personas que intentan o cometen suicidio a menudo se culpan o se enojan mucho y pueden ver el intento o el acto como egoísta. Sin embargo, las personas que intentan cometer suicidio con frecuencia creen erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y parientes al irse de este mundo.
Síntomas
A menudo, pero no siempre, una persona puede mostrar ciertos síntomas o comportamientos antes de un intento de suicidio, entre ellos:
·         Tener dificultad para concentrarse o pensar claramente.
·         Regalar las pertenencias.
·         Hablar acerca de marcharse o la necesidad de "dejar todos mis asuntos en orden".
·         Cambio repentino en el comportamiento, sobre todo calma después de un período de ansiedad.
·         Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba.
·         Tener comportamientos autodestructivos, como tomar alcohol en exceso, consumir drogas ilícitas o hacerse cortaduras en el cuerpo.
·         Alejarse de los amigos o no querer salir.
·         Tener dificultad repentina en el colegio o el trabajo.
·         Hablar acerca de la muerte o el suicidio o incluso declarar el deseo de hacerse daño.
·         Hablar acerca de sentirse desesperado o culpable.
·         Cambiar los hábitos alimentarios o de sueño.
·         Preparar maneras de quitarse su propia vida (como comprar un arma o muchas pastillas).
Causas de defunción
Suicidios registrados por método empleado, 1998 a 2011

Año
Total
Envenenamiento por medicamentos, drogas y sustancias biológicas
Envenenamiento por gases, vapores, alcohol y plaguicidas
Ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación
Disparo de arma de fuegoa
Objeto cortante
Saltar de un lugar elevado
Arrojarse o colocarse delante de objeto en movimiento
Otrob
1998
3342
77
294
2050
728
43
31
9
110
1999
3339
64
289
2103
731
42
21
4
85
2000
3475
66
284
2282
693
28
29
6
87
2001
3811
55
316
2543
720
42
28
6
101
2002
3871
66
313
2631
683
38
23
10
107
2003
4104
70
311
2833
691
56
45
12
86
2004
4117
60
298
2888
660
63
31
16
101
2005
4314
51
333
3137
597
55
23
16
102
2006
4277
60
293
3158
591
62
30
11
72
2007
4394
54
309
3328
544
50
26
11
72
2008
4681
60
330
3554
587
44
28
6
72
2009
5190
71
397
3874
638
63
32
12
103
2010
5012
88
226
3847
547
47
27
4
226
2011
5718
80
443
4406
595
66
26
11
91

Nota:
Se refiere a las lesiones autoinfligidas intencionalmente según la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10/2.
Las estadísticas de las defunciones accidentales y violentas se generan a partir de Certificados de defunción, donde se registran, para cada caso, datos relativos a la presunción respecto a si la causa de la defunción fue por accidente, agresión o suicidio, según opinión inicial de médico legista o forense, lo cual queda asentado en la averiguación previa del Ministerio Público. La conclusión de dicha averiguación, o bien, del proceso penal, ratifica o rectifica la presunción considerada en un principio, resultado que ya no se refleja en las estadísticas elaboradas con los Certificados de defunción.
a
Incluye disparo de arma corta y larga.
b
Incluye lesiones autoinfligidas intencionalmente por ahogamiento y sumersión, material explosivo, humo, fuego o llamas, colisión de vehículo de motor y otros medios no especificados.
Fuente:
Fecha de actualización: Jueves 22 de noviembre de 2012


Conclusión:
Es muy sencillo caer en la rutina, se desenvuelven diversos factores que nos llevan al FRACASO de un matrimonio. Propongo no caer en la rutina, siempre innovar los días, aunque sea en lo más mínimo.
Esta reflexión sobre la rutina nos enseña que no es necesario pretender desterrarla totalmente de nuestras vidas, sino que como todo, requiere que seamos selectivos y utilicemos los automatismos para lo estrictamente necesario tratando de prestar atención, para no vivir todas nuestras experiencias funcionando con el piloto automático.
Cuando la rutina agobia, es la señal de la conciencia que indica, que hay que empezar a ser más creativo también con lo cotidiano
“El hombre es un animal de costumbres pero no hay que olvidar que la costumbre mata al hombre”
¿Pero es realmente tan desagradable y aburrida la rutina como pensamos?
Si observamos cómo se conduce nuestro cuerpo en forma natural sin utilizar nuestra mente podremos comprobar que desde que nacemos puede realizar todas sus funciones de la misma manera y de la mejor forma, como una máquina.
Sólo modifica alguna de sus funciones cuando nuestra mente se aburre de la dieta saludable y entonces pagamos las consecuencias debido a trastornos funcionales.
Nuestro cuerpo es rutinario, es más, adora la rutina de los hábitos que le permiten funcionar bien.
Los niños aman la rutina, principalmente los más pequeños que aún no han creado condicionamientos mundanos. Sufren cuando no se respetan sus horarios y también cuando no están en su propia casa o con extraños.
Los adultos también sufren con los cambios que tanto desean. Cada vez que salen de vacaciones sufren desarreglos intestinales que la mayoría atribuye al agua, al aire, las comidas afuera o al sol, pero lo que sucede es que el cuerpo siente que se ha cambiado una rutina a la cual estaba acostumbrado para realizar sus funciones normalmente.
No es algo del otro mundo pensar que todos llegamos a odiar la rutina, pero hay muchos que se quedan con ella por miedo al cambio. Muchas personas se sienten a gusto con su rutina, no es algo muy agradable es por eso que a la mas mínima señal de cambio se sienten amenazados, conocen la rutina de pies a cabeza que si cambia piensan que todo terminara.
El aburrimiento
Repetir cada día el mismo guion, por muy placentera que sea la rutina, conduce al aburrimiento a la mayoría de las personas, que necesitamos variedad y ver cosas nuevas.
La desmotivación
La rutina rígida absorbe los sueños y los objetivos de la persona.
Sabe que cada día le espera lo mismo, invariablemente. ¿Para qué plantearse nada nuevo?
La pereza (física y mental)
Cuando la persona ha de hacer lo mismo cada día, llega esa mañana en la que casi le es imposible levantarse de la cama para interpretar exactamente el mismo guion que el día anterior.
Tampoco se ve en la necesidad de aprender o enriquecer su vida con algo. No le ilusiona especialmente, porque no ve en qué puede cambiar su situación.
La persona está atrapada
El aburrimiento, la desmotivación, la apatía y las pocas ganas de hacer algo están al inicio de lo que puede convertirse en un problema mayor: ansiedad, depresión, conductas adictivas y otras dañinas para sí mismo o los demás.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, aprovecharse de lo bueno. La rutina tiene sus ventajas. En segundo lugar, no permitir que la rutina ocupe toda nuestra vida convirtiéndonos en autómatas. La rutina está a nuestro servicio; no nosotros al servicio de la rutina.
Para no ser atrapados, hemos de vivir cada día sin que sea una réplica del anterior, introduciendo quizás pequeños cambios y disfrutando de cada detalle que hace que el día de hoy sea distinto.
Hemos de despertar para darnos cuenta de que cada día es inédito, único e irrepetible, por mucho que pueda parecerse al día de ayer. ¿Cuántas veces has sentido que todos los días haces lo mismo? No convertirse en esclavos de la rutina parece una tarea bastante difícil. El mundo está lleno de mensajes que nos invitan a arriesgarnos, a darle un giro radical a nuestra vida, pero ¿es tan fácil como parece? No creo que exista un libro con la receta ideal para ser feliz o una guía infalible para cambiar tu vida, pero sí hay algunas acciones que podemos implementar para evitar que nuestros días parezcan  circulares.
Guiarnos por una rutina para organizar nuestro día a día es común. El problema comienza cuando nos acostumbramos y nos negamos a probar nuevas opciones y a tomar nuevas oportunidades por temor a tomar riesgos y perder el control. ¿Te suena familiar?  He aquí una serie de consejos para salir de la rutina.
1. Toma otra dirección: si eres de esos que todos los días toma el mismo camino para ir al trabajo o a la universidad, puedes intentar con una ruta distinta. Podrás mirar otros paisajes, vivir experiencias distintas y conocer nuevos escenarios.
2. Encuentra un tiempo para ti: entre todas las responsabilidades con las que debemos cumplir a diario, muchas veces olvidamos la importancia de aprovechar los momentos de descanso. Dicen que los momentos de ocio son ideales para poner a prueba tu creatividad, ¿Por qué no lo intentas?
3. Busca un nuevo pasatiempo: ¿qué tal si empiezas a practicar una nueva actividad? Lee los libros de un autor que desconozcas, inicia clases en un nuevo taller, escucha nueva música, escribe sobre nuevos temas, sintoniza una radio distinta, vive experiencias diferentes.
4. ¡Juega! ¿Crees que los juegos sólo son para niños? Saca de tu escritorio escondido tu mazo de cartas o juegos de mesa y planea una pequeña reunión familiar o con amigos. Todos tenemos un niño interno, ¿por qué no dejarlo salir?
5. Disfruta de la naturaleza: entre tanta prisa nos perdemos de los escenarios fantásticos que nos rodean. Dedícale un tiempo a la naturaleza, siéntate en el pasto, escucha las olas del mar, mira las hojas caer, disfruta de la vista.
6. Escucha tus corazonadas: algunas veces hay que hacerle caso a los instintos y pedir silencio a la razón. ¿Estás a dieta y te provoca comer chocolate? ¡Adelante! Haz lo que te provoque siempre y cuando no te afecte a ti ni a nadie más.

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