EL ALCOHOLISMO EN PADRES
AUTOR:AMAIRANI MANUELITA
BRITO NAAL 1-C
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE
CAMPECHE
RE: ACTO12_PSICOC
EL
ALCOHOLICO ES COMO UN HURACAN QUE
PRECIPITA EN LAS VIDAS DE LOS DEMAS. SE ROMPEN CORAZONES.MUEREN LAS RELACIONES
AGRADABLES.LOS AFECTOS SE HAN DESARRAIGADO. LOS HABITOS EGOISTAS Y
DESCONSIDERADOS HAN MANTENIDO SU HOGAR EN UN INFIERNO.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo nos habla sobre como los
padres de familia llegan al alcohol, como podemos evitarlo y las consecuencias
que trae dentro de la familia.
Vamo a analizar el tipo de relciones
disfuncionales que se establecen dentro de un sistema familiar, acusa del
alcohol de uno de sus miembros en este caso vamos a hablar únicamente del
conyuge (paterno) identificado el papel de la pareja, tanto su papel en el
desarrollo de la adicción, como el tratamiento.
Los efectos del consumo exesivo del alcohol
sobre el organismo son ampliamente conocidos, y son posiblemente de que las
personas con un problema de adicción a este toxico comiencen a un tratamiento
de desentoxicación , aunque el problema real de esta adicción, sea
probablemente las consecuencias familiares, sociales y laborales que en la
mayor parte de las ocaciones resultan devastadoras.
La familia como contexto socializador
primariodel individuo, es el elemento central mas importante como de intervención
y prevención.
Esta comprobado que el sistema familiar
desempeña un papel importante en el desencadenamiento del consumo, de abuso y
de adicción.
Palabras Clave: Alcoholismo,Familia,
Prevención.
DESARROLLO
El alcoholismo no solamente se considera como una enfermedad que puede ser riesgosa para el que lo padece, si no también para el que convive con el afectado, esto se da por la cercanía emocional y puede considerarse un infierno para los miembros de esta.
El abuso del alcohol se presenta cuando el
bebedor llega a sentirse intoxicado y no puede cumplir con sus obligaciones o
pone en peligro su vida y la de los demás al manejar, toma riesgos excesivos o
presenta conductas violentas bajo los efectos del alcohol. Si estos episodios
en los que se bebe en exceso se repiten con frecuencia, puede desarrollarse
dependencia o alcoholismo.
En muchas ocaciones el comportamiento del
consumo del alcohol de uno de los miembros de la pareja se ve afectada por la
conducta del otro, por las actitudes que genera, o por las circunstacias que lo
rodean, es por esto que se haceimpredicible la intervención, o al menos la
colaboración de la pareja en el tratamiento de un alcoholico.
El alcohol es un problema cuando se presentan
los siguientes síntomas:
·
La persona ¨aguanta¨cada vez más el alcohol, es decir cada vez bebe mas
cantidad sin que se noten, parentemente, los efectos de la embriaguez. Es to se
debe a que el organismo va creando tolerancia a esa droga.
·
Si se reduce el consumo de bebidas alcoholicas, o se deja de beber
bruscamente, se experiemntan molestias físicas y psíquicas tales como:
Abstinencia, desaparecen a tomar una
bebidacon alcohol.
·
En ocaciones, la persona se esfuerza por beber moderadamente o incluso
intenta dejar de beber por si mismo pero no lo consigue.
·
La forma de consumir alcohol acaba ocacionando alteraciones importantes
en las actividades sociales y recreativas, e incluso en las ocupaciones
habituales. Tanto en la casa como en el trabajo resulta difícil mantener el ritmo, se pierde la concentración
y aparecen conflictos en la relación con los demás.
·
En algunos casos no se llegan a presentar todos los síntomas anterioes o
bien son muy leves. Sin embargo, la persona tiene difilcutades para controlar
el consumo de alcohol a pesar de saber que ha ocacionado problemas importantes
a nivel físico, psicológico o social, o bien no puede evitar beber alcohol, en situaciones que resulta
peligroso, como cuando se tiene que conducir o cuando sufre alguna enfermedad
que puede empeorar con el alcohol ( despresión, ansiedad, enfermedades del
estomago. Del hígado. Etc)
Las familias que tienen un problema de
alcoholismo en casa advierten de una manera u otra, que algo esta sucediendo.
El alcoholismo altera su organización, sus
costumbres, sus actividades cotidianas y sus relaciones afectivas, dando lugar
a una serie de síntomas típicos:
·
Desconcierto y confusión ante el problema. Nadie sabe como actuar y, en
ocaciones, se justifica o se disculpa la conducta de la persona enferma ante
los demás, este es el mecanismo de la negación.
·
Gran tensión y estrés en todos los miembros de la familia. Temor.
Conflictos importantes, discusiones y agresividad.
·
Alteración de las normas, las costumbres y los valores familiares.
·
Incumplimiento de las promesas. Reacciones de enfado y resentimiento,
Desconfianza y frustración.
·
Sentimientos de culpabilidad y reproches mutuos
·
Poco apoyo emocional y problemas de incomunicación dentro de la familia.
·
No se puede hablar del ¨secreto de la familia¨ ni pedir ayuda, ni dentro
ni fuera de la casa, por miedo y vergüenza.
·
No se puede invitar a otras personas a casa.
Nadie es culpable de las enfermedades. El alcoholismo es una enfermedad. Ni la
persona que la padece ni los
que están a su alrededor la han buscado conscientemente, de modo que no hay culpables.
Aunque es cierto que, en las enfermedades
relacionadas con el consumo de drogas, es el propio afectado el que debe desear
cambiar y responsabilizarse de su tratamiento, tanto los familiares como los
especialistas podemos ayudarle. La
actitud que adopta la pareja, o las personas cercanas al enfermo, puede ser decisiva para motivarle a
realizar correctamente un tratamiento adecuado para superar su enfermedad.
Algunas recomendaciones
para la pareja que vive con el afectado:
·
No te “adaptes” a los cambios que se están produciendo en la familia, aparentando que
“todo va bien”, o pensando que “ya se solucionará”. No pretendas proteger a la
pareja encubriendo los problemas ni responsabilizándote de su bienestar.
Si lo hace, estria facilitando que el alcohol
“se
quede a vivir” entre en la familia, instalándose
en casa
como un “gran dictador”.
· Infórmate sobre la enfermedad
del alcoholismo, y procura que los hijos también tengan la información adecuada
para su edad, para que puedan
entender lo que
ocurre.
Intenta mantener firmemente las costumbres y las
normas familiares
que siempre se tiene en casa.
La mejor manera de ayudar a la pareja es seguir
los siguientes consejos:
·
Muéstrale tu preocupación por los problemas que
está ocasionando el alcohol en sus vidas, sin
culpabilizarle.
Suele ser útil escoger el momento posterior
a una “crisis” para hablar del tema.
·
Tener paciencia. La
recuperación lleva tiempo. No te
desanimes ante reacciones de negación del
problema,
falsas promesas, enfados, o incluso ante una
posible
recaída. Siempre es posible retomar el proceso
de
recuperación.
·
Insistir en el tratamiento y ofrecerle el apoyo y
comprensión. Mantén firmemente las condiciones para
continuar ayudándole. Ofrecer para acompañarlo en las visitas.
·
Hay que seguir los consejos de los especialistas. Si la pareja
abandona el tratamiento, acudir a que le
aconsejen
Pero no asumir el tratamiento en su lugar.
Se dice que un mal ambiente en
casa puede afectar al desarrollo de los hijos, o que los hijos de alcohólicos
tienen mayor probabilidad de padecer el mismo trastorno. Si bien hay algo de
cierto en esas afirmaciones, no te alarmes sin motivo… El alcoholismo como tal,
no se “hereda”.
Es posible que el afectado se preocupe por si su enfermedad podría afectar a sus hijos y en cuanto a esto algunos padres se preguntan:
¿Acaso mi comportamiento, cuando bebía, puede haber ocasionado
algún trastorno en mis hijos?
Los niños tienen una gran capacidad de adaptación. A medida que se vaya
recuperando de la enfermedad, la relación con ellos mejorará. Lo más
probable es que si le muestra su afecto y se facilitala comunicación, poco a
poco las cosas irán volviendo a su cauce sin necesidad de
intervención externa. Sin embargo, si se percibe algún comportamiento extraño
en los hijos, nose debe dudar en pedir consejo profesional.
¿Les puede ocurrir a ellos lo mismo que a mí?
Es cierto que, si adquieren el hábito de consumir alcohol, los jóvenes
con
antecedentes familiares de alcoholismo tienen mayor probabilidad de
padecer esta enfermedad que el resto de la población. Este hecho es
debido
a la confluencia de varios factores de riesgo, algunos propios
del individuo
y otros de su ambiente familiar y social.
Algunos de estos factores de riesgo pueden transmitirse genéticamente;
por ejemplo, tener un organismo muy sensible a los efectos agradables
del
alcohol y muy poco sensible a los efectos desagradables. Esto hace que
la persona beba cada vez más cantidad de alcohol sin sentir apenas los efectos
de la intoxicación. Popularmente se conoce como “aguantar bien el alcohol”
o “saber beber”, pero los efectos negativos del alcohol siguen produciéndose
aunque la persona no se percate de ello, y acaban por afectar tanto al
organismo como a las relaciones con los demás. Sin embargo, el hecho de
que una persona tenga mayor probabilidad de desarrollar un trastorno, no
significa que tenga que ocurrir necesariamente.
Piensa que:
·
Hay programas preventivos en
los que se enseña a los padres y a los
hijos a disminuir los factores de riesgo y a fomentar los de protección
hacia las drogas.
¿Cómo conseguir que los hijos aprendan de la experiencia de los
padres?
Hablar con los hijos de la propia experiencia con el alcohol, puede ser
muy útil, aunque no es fácil. Puede ayudarle a reflexionar previamente
sobre
algunos temas:
·
“Entender” la propia experiencia
Si se desea hablar del alcoholismo y otras drogadicciones con
naturalidad, sin
vergüenza ni culpabilidad, el primer paso es aceptar que el
alcoholismo no es una debilidad personal ni moral, sino una enfermedad en
la que el síntoma principal es la pérdida del control sobre el consumo
de alcohol. Esta aceptación es un proceso que requiere tiempo y,
generalmente, la ayuda de profesionales especialistas en el tema.
·
Facilitar la comunicación con los
hijos
Si los hijos captan que en casa aceptamos que se expresen abiertamente,
tendrán confianza para opinar, preguntar o contarnos sus problemas. Para
facilitar esta comunicación es importante aprender a escucharles,
manifestarles interés y respeto por sus ideas y reconocer abiertamente los propios
errores y defectos. No se le debe agobiar con sus sospechas y temores de
adulto. Tratar de ver las cosas “con sus ojos” de vez en cuando, y
muéstrales que tratas de entenderles, aunque a veces no compartas totalmente
sus ideas y opiniones.
·
¿Por qué conviene hablar del alcoholismo?
Cuando el alcoholismo afecta a uno de los padres, incluso los hijos más
pequeños captan detalles en las
relaciones familiares que no acaban de
entender. En muchas ocasiones, ni siquiera se atreven a preguntar qué
ocurre. Algunos niños llegan a sentirse culpables de la situación familiar.
Los especialistas en alcoholismo recomiendan a sus pacientes que
procuren prepararse para hablar sobre las dudas y temores de sus hijos con la
mayor
naturalidad posible, asegurándoles que ellos no son culpables de los problemas
que han ocurrido en casa. La comunicación abierta sobre este tema
suele estrechar los vínculos afectivos entre padres e hijos, ayuda al
niño a entender el comportamiento de sus padres durante la enfermedad y aumenta
su confianza en sí mismo y su autoestima.
·
¿Cuándo, cómo y por dónde empezar?
Escoger un momento de tranquilidad, de distensión familiar. Una forma
natural de iniciar una conversación sobre el alcohol u otras drogas es hacer un
comentario sobre un anuncio o
programa de TV, o sobre algún folleto
informativo.
• Procura hablar abiertamente sobre los sentimientos hacia los hijos y
sobre la preocupación por su
salud y su bienestar.
• No tratar de ofrecerles consejos moralistas o paternalistas. No les
“persigas”
para averiguar si toman alcohol, y no te alarmes si lo prueban.
Mostrarles que el entiende y acepta que son
ellos los que deben decidir sobre
su vida, pero que confías en que conocer tu experiencia les ayudará a tomar
decisiones que no pongan en peligro su salud y su libertad. Déjarles claro que siempre podrán contar con el para
ayudarles ante cualquier problema.
•Hay que Recordar que, incluso los más pequeños, pueden necesitar saber qué ha ocurrido
en la familia para evitar creer en ideas erróneas y sentirse culpables.
Procurar utilizar un lenguaje
adecuado a la edad del niño, para que pueda entender tus explicaciones.
¿Y si muestran enfado y resentimiento?
A ellos también les resulta difícil hablar de estos temas. Durante algún
tiempo
han creído que no se debía hablar de ello con nadie. Los adolescentes,
incluso, pueden llegar a mostrarse excesivamente críticos con sus
padres,
hasta el punto de hacerles sentir mal. Esta actitud es propia de la
edad.
También puede ocurrir que, al principio de hablar sobre este
tema,muestren
abiertamente la rabia y los reproches que han guardado durante algún
tiempo,
pero tarde o temprano acaban entendiéndolo todo y empiezan a
recuperar una buena relación afectiva con sus padres.
Y hay que recordar que, si se tiene dificultades para lograr comunicarse
con los hijos o no saber cómo explicarles su experiencia, siemprese puede pedir
ayuda
profesional.
Los hijos también
sufren en cuanto a este problema pero hay que recordar que:
·
El alcoholismo es una situación desbordante que hace sentir mal a
todos los miembros de la familia. Es normal que se preocupen los hijos, que
sientas rabia, dolor, miedo y muchos otros sentimientos negativos.También es
normal
que a
veces piense que quiere mucho a sus padres, y a veces no. Este
malestar
emocional suele disminuir cuando se entiende en qué consiste el
alcoholismo.
·
El alcoholismo es una enfermedad
y nadie desea tenerla. Ni los padres
ni los hijos son los culpables de ella.Todos pueden hacer algo para
intentar superarla, pero los hijos no
pueden controlarla ni curarla. Es el propio enfermo el que debe
responsabilizarse y seguir un tratamiento adecuado para su enfermedad; de lo
contrario no podrá recuperarse.
• La
mayoría de los hijos de alcohólicos tratan de enfrentarse a la situación
familiar mediante patrones de
comportamiento rígidos. Algunos tratan de ser “héroes” o “hijos
perfectos” obteniendo buenas notas, o cuidando de la casa y de sus hermanos sin
quejarse nunca. Otros reaccionan portándose mal continuamente para llamar la
atención, porque se sienten “abandonados”. Hay niños que se aíslan en su mundo
y se vuelven tímidos y temerosos de los demás. Otros tratan de no pensar en las
dificultades haciendo siempre chistes y bromas.
Si estas formas de enfrentarse
al problema del alcohol en la familia se mantienen a lo largo de la
vida, pueden ocasionar problemas importantes
a la hora de hacer amigos, buscar una pareja o formar una Puedes hablar con personasde confianza. No se trata de “airear el secreto familiar”, sino de pedir ayuda para el y para la familia. Todos lo están pasando mal y guardar el “secreto” no solucionará nada. Seguro se puede escribir ahora mismo el nombre de algunas personas a las que se podria acudir, quizás a el hermano
mayor, los tíos, el maestro o un buen amigo…familia. Si, en algún momento, se siente temoroso por
su salud o su seguridad, se puede llamar o acudir a un centro de atención al menor. Si es necesario, pedir
a alguien de confianza que lo
acompañe.
Se debe tener en cuenta que beber alcohol no resuelve los problemas, ni
ayuda a divertirse ni a hacer amigos. No
se debe dejar engañar por los anuncios publicitarios ni por las
creencias de los amigos.
¿Dónde pedir ayuda?
• En su entorno de confianza más
cercano: amigos o familiares
maestros, profesores o psicólogo
escolar médico de cabecera u otros profesionales de la salud servicios sociales
de tu zona.
• En Centros Especializados en
el tratamiento del alcoholismo y otras
Drogodependencias.
• En Centros de Atención a la
Infancia y a la Juventud .
• En Organismos y Recursos
Especializados.
CONCLUSIÓN
Todas las personas son vulnerables al alcoholismo aunque algunas digan
lo contrario. La gente que dice que solo toman de forma social se encuentran en
un gran riesgo de convertirse en alcoholicos empedirnos. No está mal tomarse
unos cuantos tragos de vez en cuando, pero el problema es cuando se pierde el
control y se bebe en exeso.Lo que es deprimente es que muchas persona no tienen
fuerza de volunta, si no que se es un enfermo más como cualquier otro, el solo
querer de dejar de estarlono es suficiente; se necesita el apoyo familiar y
ayuda profesional.
BIBLIOGRAFIA
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